Angel Pardo y Victor del Tío en la clausura del campus CD Almirantes
Con la cara de sueño que se suele arrastrar tras una noche de convivencia en un campus, el de Rioseco recibía hoy dos visitantes de postín. En primer lugar era Ángel Pardo, ex entrenador de la selección nacional en diferentes categorías con las que consiguió cuatro medallas. En esta ocasión el veterano entrenador hizo especial hincapié en fundamentos de defensa, trabajando movimientos de defensa individual y ejercicios de trabajo en equipo.
A continuación le llegó el turno a Víctor del Tío. Viejo conocido del baloncesto de Rioseco a Víctor del Tío alguien podría definirlo como un buhonero de la enseñanza del basket. Verle aparecer cargado de bolsas y hasta una pantalla de televisión poco hace suponer la cantidad de conocimientos que se va a exponer en el periodo que dure su clase que seguramente se le va a hacer corto a los participantes. Especialista en fundamentos y técnica individual y sobre todo gran investigador sobre técnicas de comunicación, consigue que los caen en sus manos se sientan atrapados durante todo el periodo de entrenamiento, pues es capaz de, con repeticiones y repeticiones, y correcciones y más repeticiones y combinando todo con juegos para mayores y pequeños, los jugadores salgan de su entrenamiento con varios conceptos muy claros, pero sobre todo con la conciencia de que pueden y saben hacerlo y hacerlo a un nivel de velocidad suficiente como para que les permita solucionar situaciones en los partidos.
Si para ello hace falta que se entrenen con guantes de gasolinera o con globos o con pelotas de tenis o con balones sobredimensionados o con instrumentos casi de tortura para poner entre sus dedos y que los jugadores no toquen el balón con la palma de la mano, todo ello lo llevará Víctor del Tío en su bolsa y no solo lo utilizará si no que reforzará sus enseñanzas con proyecciones de videos donde jugadores de universidades americanas practican lo que él ha enseñado hace unos instantes.
Promete, y con fundamento, que si antes de comenzar el entrenamiento se dedica cinco minutos cada día a practicar en solitario los ejercicios de balón que él enseña, será muy difícil que al jugador le roben más de dos o tres balones al año, pero como prometer es muy fácil y más a tan largo tiempo termina su sesión de entrenamiento con otra demostración, y tras colocar a un jugador en la línea de personal, insistiendo en lo importantísimo de una respiración profunda y lenta para dominar la situación, su clase adquiere casi tintes de magia ya que los jugadores tras meter dos tiros seguidos desde la línea de personal, el tercero lo meten con los ojos cerrados.
Gran colofón para el campus del CD Almirantes que seguro ha sido provechoso para los participantes de esta edición del 2017.