76-61: Quinta victoria de la temporada
Los aficionados, medios de comunicación e, incluso, directivos se siguen frotando los ojos con el temor de despertar de este sueño. Y es que, el equipo con el presupuesto más bajo de la ACB, con la última plantilla en ser completada, con más lios fuera que dentro de la cancha, se transforma cuando salta al parquet en una maquina edgrasada que ya ha ganado a todo conjunto catalán que se le cruzó por el camino, a un Estudiantes en racha, y este sábado a un deprimido Lagun Aro.
Y es que, a pesar de lo que digan los números, en esta ocasión no se puede hablar de sorpresa en Pisuerga. El Blancos de Rueda partía como favorito frente a un rival -no lo olvidemos-, que lucha con los vallisoletanos por la permanencia. La gran diferencia es que, mientras los locales son un conjunto en estado de gracia, los visitantes trasmiten sensación de importencia.
Y ese estado de ánimo de unos y otros se pudo ver tras el salto inicial. En apenas siete minutos de partido el marcador pasó de un 8-9 a un 20-9 que se fraguó a base de intensidad defensiva, recuperaciones, rápidos contrataques, solidaridad en ataque y acierto en los triples. Una ventaja que a la postre sería decisiva para el desarrollo del partido.
De hecho, esa renta permitió a Roberto González mover el banquillo con comodidad, lo que en un principio hizo bajar algo la intensidad del Blancos de Rueda, y permitió reducir la diferencia a tan sólo un punto, (24-23, min. 17). Pero si los Renfroe, Hunter, Tripkovic, Navarro y Nacho Martín habían iniciado el camino correcto, los Sinanovic, Grimau, O´Leary, Monhammed o Cizauskas también quisieron unirse a la fiesta y dejar la renta al descanso en los nueve puntos, 44-35.
En el segundo tiempo Lagun Aro salió con ganas de lavar su imagen, pero poco más. Ni con un Blancos de Rueda todavía en 'modo pausa', los guipuzcoanos fueron capaces de recuperar terreno. Además, la menor claridad de ideas locales en ataque se veía compensada por el acierto en los triples. Renfroe, Nacho Martín, David Navarro, Grimau y hasta Hunter, bombardearon desde la larga distancia para que la diferencia siempre estuviera por encima de la decena de puntos, 62-50, al término del tercer cuarto y a pesar de un nuevo lanzamiento imposible y sobre la bocina de Salgado.
Así las cosas, el último cuarto sobró. El Blancos de Rueda disfrutó de su quinta victoria, con opciones para todos incluido el joven Antonio Izquierdo, y el Lagun Aro San Sebastián se rindió a la evidencia de uno de los que se han ganado el apelativo de "equipo relevación". Y que la fiesta no pare.
