72-79: Reacción insuficiente

Resulta complicado analizar un partido como el que se vivió en Pisuerga. La primera parte fue un espejo de lo experimentado en los últimos encuentros: desidia, individualismo, falta de concentración y, sobre todo, ausencia de amor propio ante un rival que hacía lo que quería. La segunda, sin embargo, ofreció señas positivas que invitan a la esperanza. Pero vayamos por partes.

Como ya se ha dicho, los primeros veinte minutos deberían guardarse en la hemeroteca pucelana. Pero para no volver a sacarlos nunca más. La gradería morada sentía esa extraña sensación de deja vú porque las acciones le resultaban familiares. Un "yo me lo guiso, yo me lo como” en toda regla, con Jason Rowe inoperante y jugando a ver quien fallaba más. En esas estaban los locales y FIATC Joventut se aprovechó. De los primeros 25 puntos de la Penya, 21 vinieron desde el triple, con una magnífica serie de 7 de 10. Hablar de algo positivo en el CB Valladolid en la primera mitad sería demasiado condescendiente. Por parte verdinegra, Shurna y Kirksay anotaban y Miralles reboteaba. Con eso le bastaba a la escuadra de Salva Maldonado.

Y es que, tras el paso por vestuarios, la cara que ofreció el CB Valladolid fue diametralmente opuesta. Intensidad, ayudas defensivas, contragolpes, acierto en el tiro. Todo, les salía todo. Y Joventut bloqueado en un mar de dudas ante el empuje local. Los triples de Andjusic, la pelea incansable de Haritopoulos y los rebotes de Omari Johnson mezclaban perfectamente con la garra de Suka-Umu y el buen hacer de Sinanovic. Tan bien iba el partido que se pasó de un 28-44 al descanso a un 51-51 falta de tres minutos para el final del tercer cuarto. La afición agradecía el esfuerzo, como siempre ha hecho Pisuerga, y el equipo creía en si mismo por primera vez en los últimos partidos. Incluso alcanzó ventajas de 8 puntos en el marcador.

El parcial que endosó el CB Valladolid antes del último período fue de 30-11 y la Penya se encontraba noqueada, sin ideas. Pero en los últimos diez minutos se estabilizaron las cosas. Volvió a aparecer Shurna y Vives, la revelación de la liga, asumió el mando para volver a igualar el electrónico. Se llegaron a los instantes decisivos con un CB Valladolid acusando el esfuerzo y un Joventut que venía creciendo. Dos errores, dos malas decisiones, dos casos de mala suerte. Como queramos llamarlo. Pero Sinanovic desaprovechó un ataque pasando el balón a Llovet y Suka-Umu no pudo agarrar un pase de Andjusic y ahí se le fue el encuentro al conjunto local. Shurna, el mejor del partido, sentenció desde la línea de personal.

Lectura positiva en la segunda parte para un CB Valladolid que, está tan acostumbrado a perder, que no sabe ganar. La gestión de los últimos minutos fue discutible y el aprovechamiento de los recursos por parte de Ricard Casas aún está en proceso. El lado bueno de las cosas deja al cuerpo técnico y a los jugadores el cambio de actitud tras el descanso, que arrinconó a su rival y que permitió ver los mejores minutos del conjunto morado esta temporada. La reacción se quedó a medias, pero ese es el camino.

72 – CB Valladolid: Rowe (9), Suka-Umu (8), Viney (2), Johnson (12), Haritopoulos (6) – cinco inicial – Wijhalmsson (4), Martínez (4), Sinanovic (2), Andjusic (25)

79 – FIATC Joventut: Vives (13), Joseph (1), Kirksay (11), Shurna (22), Savané (6) – cinco inicial – Llovet (2), Miralles (13), Cochran (-), Ventura (8), Barrera (3), Suarez (-)