64-78: Segunda derrota en Pisuerga
Un tropiezo ante un rival que dobla en presupuesto y plantilla a los vallisoletanos, y que no hace sino dar más valor a anteriores victorias en el Pisuerga. Y eso que el Blancos de Rueda lo intentó y, tras una buena primera parte, intentó reponerse a un mal inicio de tercer periodo.
Sin embargo, el acierto de los lanzamientos desde el perímetro, especialmente con los triples, acabó con los intentos de reacción de los locales. Al final, derrota por catorce puntos 64-78, que no tiene por que alterar las opciones vallisoletanas de estar en los play offs.
Y eso que el partido comenzó con los anteriores en el recinto vallisoletano. Con un Blancos de Rueda conectado y dispuesto a plantar cara al rival, fuera quien fuera. La intensidad defensiva daba varias recuperaciones que los locales convertían en canastas espectaculares para alegría de los apenas 4.000 espectadores que esta vez acudieron al pabellón.
Pero haciendo todo bien el primer cuarto terminó con un 19-18 que demostraba que la cosa no iba a ser comer y cantar. Enfrente estaba un equipo, Unicaja, con una plantilla casi infinita y con un entrenador que estaba dispuesto a llevarse el triunfo aunque fuera a costa de reclamar "cuento" cuando Baez cayó al suelo lesionado. Con este panorama intenso la primera parte terminó con un ajustado 37-36.
Y el sueño se esfumó nada más iniciarse el segundo tiempo. Los malagueños subieron un peldaño y, sobre todo, comenzaron su recital de triples que acaban con cada intento de remontada local. Canastas en el último segundo de cada posesión visitante, que minaban la moral de un Blancos de Rueda que lo intentaba que no podía.
Con todo, el partido nunca estuvo decidido, porque si algo tiene este conjunto vallisoletano es que no se rinde. De hecho, a tres minutos para el final el marcador reflejaba ocho puntos de desventaja, pero la afición animaba como si los suyos fueron ganando. Fue el último arreón antes de que llegara la segunda derrota de la temporada en casa.