FOTOS Mariano González
Baloncesto | CB Valladolid
59-89: No hay luz al final del túnel
15 de Febrero de 2014
Ni siquiera un Pisuerga lleno pudo espolear a un equipo en coma, sin calidad para ganar partidos en ACB y con un déficit importante de competitividad. De hecho, lo que se presentaba como una comunión entre grada y equipo acabó con pitos de una afición cada vez más hastiada y cansada de la imagen de un conjunto condenado. Perder como se ha perdido ante el equipo que te precede en la clasificación no es un síntoma muy halagüeño y sume al CB Valladolid en lo más hondo del pozo, sin posibilidad real de salir.
Mucho más metido comenzó el encuentro el conjunto colegial, aprovechando los bloqueos exteriores culminados por Slokar e Ivanov. Si bien es cierto que los locales mostraban ciertas ideas ofensivas, un triple de Miso obligó a Casas a pedir el primer tiempo muerto del partido. Aun así, poco a poco Estudiantes fue aumentando la ventaja, tanto desde la línea del 6.75 como percutiendo desde el interior hasta conseguir rentas cercanas a los quince puntos en el primer cuarto (11-25).
Una vez comenzado el segundo cuarto, el CB Valladolid intentó probar alternativas porque los visitantes se marchaban en el electrónico. La primera opción fue una defensa zonal y rápidas transiciones que dieron sus frutos pero la debilidad atrás seguía penalizando a los de Ricard Casas. Con la entrada de Sinanovic, Suka-Umu y Drenovac se perdió la chispa que tenía el equipo de la mano de Rowe y Andjusic y el equipo lo notó, con un mayor número de pérdidas y ataques que se resolvían, a veces, con un triple forzado y en jugada individual.
La desesperación del banquillo morado iba en aumento, precisamente, por ese tipo de jugadas. Hay que darle el beneficio del trabajo a Ricad Casas, que ha ido armando un equipo paso a paso y sus pupilos ofrecen algo de fluidez e ideas en ataque, pero de donde no hay no se puede sacar y al CB Valladolid le cuesta mucho defender y encarar la canasta contraria con acierto. Además, los problemas internos afloran durante los partidos. Por ejemplo, cada vez son más frecuentes los detalles que dejan bien a las claras la inexistente relación deportiva entre el entrenador y Sinanovic, donde Casas no le pasa un desliz al bosnio y lo señala partido tras partido.
En lo referente a temas exclusivos de partido, Estudiantes seguía necesitando muy poco para ganar al CB Valladolid, tan sencillo como eso. Ganaba rebotes ofensivos a placer y entraba en la zona como cuchillo en mantequilla. Ni siquiera necesitaba un sobresaliente acierto exterior porque los morados por dentro permitían todas las facilidades posibles. Con todos los condicionantes arriba relatados, el resultado al descanso no podía por menos que ser escandaloso (23-41) favorable a Estudiantes.
Y entre la dejadez y la insatisfacción de la grada local arrancó el tercer cuarto. Un parcial de 2-10 permitió a Estudiantes doblar en el marcador al CB Valladolid y borrar de un plumazo las pocas opciones locales de remontar. El rebote ofensivo no existía y los colegiales bailaban al ritmo que marcaba un imperial Fede Van Lacke. Sólo Haritopoulos entregaba todo lo que tenía por parte morada, cuya actuación conjunta no dejaba indiferente al respetable, que ya mostraba los primeros síntomas de enfado.
Porque Estudiantes no sólo ganó el partido por su mayor calidad, sino también por su corazón, sus ganas y su entrega desde el minuto uno de encuentro. Lo vivido este sábado en Pisuerga fue la crónica de una muerte anunciada, donde un equipo jugó como un equipo, quiso ganar y demostró que quiere permanecer en la ACB la temporada que viene. Y para muestra, un botón: el CB Valladolid había anotado 34 puntos después de 28 minutos de juego y había encajado nada menos que 63. Todo ello en el partido, se supone, más importante de lo que llevamos de campaña.
Poco más se puede decir de un partido que no tuvo historia y que dejó en evidencia, una vez más, las vergüenzas de un conjunto morado que va de cabeza al descenso deportivo sin remisión. La falta de calidad ACB de la plantilla es un hecho y la ausencia total de motivación, ya sea por la incapacidad de generarla por parte del entrenador o del propio club, es una losa que pesa demasiado durante los partidos. Ya van diecisiete derrotas y sólo dos victorias. Siguen pintando bastos hasta el final de temporada, más aún con el terremoto levantado por la posible renuncia de Ricard Casas.
59 - CB Valladolid: Rowe (7), Martínez (-), Andjusic (17), Cvetinovic (-), Haritopoulos (12) cinco inicial Drenovac (4), Wihjalmsson (3), Sinanovic (8), Johnson (8), Suka-Umu (-)
89 - Estudiantes: Miso (6), Van Lacke (5), Rabaseda (9), Ivanov (11), Slokar (20) cinco inicial Guerra (2), Fernández (7), Colom (3), Banic (), Kuric (15), Rubio (4), Brizuela (1)