57-81: Decepción en todos los frentes

Salió Ricard Casas con una novedad táctica interesante: Iván Martínez de titular para defender a Raúl López, estrategia que dio sus frutos en muchos instantes del partido gracias a la capacidad de trabajo del vallisoletano, aunque la calidad del catalán acabó por imponerse. Aparte de esa variante, el CB Valladolid volvió a desplegar un juego ofensivo lento, previsible y sin ideas, amén de desaprovechar las cualidades individuales de cada jugador, hecho imputable al entrenador, dicho sea de paso.

Bilbao Basket sacaba ventaja de Germán Gabriel y de Alex Mumbrú al poste desde el inicio, mientras que los morados se aferraban a Haritopoulos y a Viney. El americano anotó en su primer lanzamiento y mostró muchas de las posibilidades que puede ofrecer al equipo. La pauta la marcaba el equipo visitante, mucho más cómodo en pista, mientras que el CB Valladolid se las veía y se las deseaba para anotar. De cara a la galería, un triple de Raúl López desde casi nueve metros, colocando la máxima diferencia visitante (+9) y que obligó a Casas a pedir tiempo muerto. Los bilbaínos superaban a su rival en entrega, intensidad y sacrificio defensivo, y ahí se fundamentó la renta existente en el luminoso al término de la primera mitad (22-39), que ni las protestas del público por las decisiones arbitrales pudieron mitigar.

Si los aficionados de Pisuerga esperaban algún cambio en el equipo tras el paso por vestuarios, la ilusión se quedó en eso, en ilusión. Sólo el esfuerzo individual sumó en un conjunto con evidentes síntomas de desorganización y con una falta flagrante de trabajo defensivo en equipo. Bien es cierto que la plantilla del CB Valladolid se hizo a última hora y que la lógica dicta que las derrotas deberían ser la tónica dominante, pero a un grupo así se le debe exigir un estilo, una definición en su juego que no se ve y que no tiene visos de cambiar a corto plazo. La anarquía y el individualismo imperan, dejando de lado todo lo relacionado con la estrategia global y el trabajo de grupo, aspectos que ponen la lupa sobre el banquillo, donde Ricard Casas, sencillamente, está superado. La falta de reacción del entrenador resulta desesperante incluso para el equipo, que busca con la mirada a su líder, anhelando una solución a este problema latente.

Del partido poco más se puede decir, salvo que Bibao Basket campó a sus anchas durante toda la segunda parte y que el CB Valladolid rezaba porque pasaran los minutos lo más rápidamente posible. Si se puede destacar a alguien, Omari Johnson sigue con su buena progresión y Haritopoulos , peleando hasta el infinito, fueron las notas positivas, además del buen debut de Drew Viney. A Andjusic habría que pedirle más, pero su fuerte es el tiro y no tiene sistemas propios para liberarlo, con lo que su impacto en el juego se diluye. En otro orden de cosas, habrá que ver qué ocurre con Sinanovic, cuyo divorcio con el entrenador, o viceversa, es más que evidente.

La crisis que vivía Bilbao Basket fue curada por un analgésico llamado CB Valladolid que, si no cambian mucho las cosas, está encaminado a ser el mejor servicio sanitario posible de la ACB. Los de Rafa Pueyo se gustaron en la segunda mitad, desesperando a los jugadores morados, que se veían impotentes ante la calidad y recursos de los Raúl López, Gabriel, Pilepic y compañía. Ni los minutos de la basura dejaron buenas sensaciones y la posibilidad del CB Valladolid de arreglar este desaguisado se presenta nuevamente en casa, el próximo sábado ante FIATC Joventut. 

 

 

57 - CB Valladolid: Rowe (3), Martinez (2), Suka-Umu (5), Johnson (15), Haritopoulos (12) – cinco inicial – Wihjalmsson (2), Sinanovic (6), Andjusic (4), Viney (8)

81 - Bilbao Basket: Lopez (19), Pilepic (11), Mumbru (5), Kavaliauskas (3), Hervelle (13) – cinco inicial – Bertans (8), Gabriel (14), Markota (-), Vrkic (8), Grimau (-), Samb (-), Sánchez (-)