92-8: A semifinales por la puerta grande

No eran estos cuartos de final un trámite ya que había que ganar para seguir con vida en la Copa, pero el VRAC demostró que le da igual la competición, que la concentración del grupo es máxima y que no era un día para relajarse, porque un marcador ajustado en los últimos minutos podía haber exigido más físicamente al equipo.

Desde los primeros minutos se percibió que el Quesos no quería dar opciones a los gallegos. De hecho, a los tres minutos, un ensayo de picaresca de Guillo Mateu encaminó la clasificación. Ante la ausencia de Griffiths, fue Dan Snee el que asumió la responsabilidad de las transformaciones. Cumplió con creces, hasta el punto de transformar ocho de los once ensayos en los que optó a pasar el oval entre palos. Guillo Mateu, y hasta Leigh Thompson, también sumaron con el pie.

El Entrepinares dominó todas las facetas del juego frente a un Vigo con poco banquillo y que pronto vio que le iba a ser muy complicado subir la clasificación al autobús. Y eso que en el minuto 7 Paul Fernández recortó distancias con una transformación, la única que conseguiría Vigo hasta el final del partido. Nacho Molina y Pedro de la Lastra ampliaron la renta y Marcos Fernández ensayó para los gallegos. Ahí se acabaron los puntos del rival. La restante hora de partido fue un ciclón quesero: Alex Muller, Tucconi y Woonton posaron el oval en zona de marca antes del descanso, dejando visto para sentencia el encuentro con una renta de 40 puntos a favor del VRAC.

La segunda parte no tuvo historia. El equipo de Diego Merino no tuvo ni concesiones defensivas ni limitaciones ofensivas. Thompson, sublime y en tres ocasiones, Mateu, Snee, Juan Carlos Pico, Alex Muller y Nacho Molina pusieron el lazo al regalo de navidad en forma de clasificación. El resto de la carta, para Papá Noel y para los Reyes Magos, es la Copa Ibérica. La deseada. Hay vía libre para pensar en ella.