43-14: Puntos que saben a gloria

Mañana heladora la que se vivió una vez más en Pepe Rojo, con un cielo salpicado de nubes y un viento cortante. Este último fue uno de los protagonistas del encuentro, ya que condicionó todas las patadas de uno y otro equipo. Silverstorm El Salvador presentaba algunos retoques en su quince inicial. Juan Carlos Pérez, técnico colegial, quiso que descansaran hombres fuertes como el australiano Wayne Borsak. AMPO Ordizia por su parte, llegaba azotado por la dureza de su último partido, pero con ganas de sacar algo de tierras pucelanas.

No había pasado ni un minuto cuando Sam Katz se inventó una auténtica genialidad. Con un pase profundo con el pie exquisito, puso el balón en los brazos de Alejandro Sánchez de la Rosa, que ensayó a placer. Sin tener una posición demasiado cómoda, y aun con el viento racheado, Katz puso el 7-0. Todo parecía muy cómodo para los chamizos, pero nada más lejos de la realidad. La victoria de los colegiales necesitaría más esfuerzo del que se podían imaginar tras esta jugada. Era turno de los de Ordizia, que encajonaron a los vallisoletanos con buenos desplazamientos de lado a lado, pero sin mucha precisión.

Las patadas defensivas de los blanquinegros, frenadas y desviadas por el aire no les permitían salir de su veintidós. El momentáneo agobio vasco acabó en ensayo del gigante Aschcraft. Empate y tensión para los de Juan Carlos Pérez. No fue hasta el minuto 26 cuando el marcador volvió a decantarse del lado de los pucelanos. Una jugada rápida que rompió la línea de Ordizia dejó vía libre a Juan Ramos para anotar. El viento jugó una mala pasada a Katz, que no pudo transformar el ensayo. El partido se puso farragoso, con demasiadas imprecisiones en el juego a la mano. La defensa chamiza hizo muy bien su trabajo, manteniendo la ventaja de los suyos hasta el descanso. Incluso lograron tres puntos más de la mano, o mejor dicho el pie, de Sam Katz.

Como ya hicieran en el primer tiempo, los chicos de Silverstorm El Salvador sumaron siete puntos a las primeras de cambio. Raphaël Blanco, veloz como siempre, le robó la cartera a un despistado Hendri Rust. En otra demostración de su gran calidad, Katz pasó los palos desde una posición complicada. Ordizia reaccionó al mazazo con presión en campo chamizo. Mucho juego con los delanteros para buscar algún resquicio para acercarse en el marcador. Y la perseverancia de los vascos tuvo recompensa con un ensayo bajo palos de Alberdi que puso el 22-14.

Era hora para que los banquillos comenzaran a moverse. La delantera vasca parecía cansada, así que el entrenador local metió toda la primera línea de refresco. Gabi, Marrón y Borsak eran en ahora los encargados de abrir la brecha en el apretado marcador. Tenían que lograr el bonus, y las fases estáticas se convirtieron en un filón para los blanquinegros. En una de ellas llegó el cuarto try de los hombres de Juan Carlos Pérez, obra de González Altés. Katz no falló, y dejó el partido visto para sentencia.

Solo quedaba ver hasta dónde llegaría la sed de los locales y qué podían ofrecer los hombres que iban entrando desde el banquillo. El Salvador se hacía prácticamente con cada oval disputado, mostrándose muy superior en con sus primeras y con las ayudas de la tercera línea. Tom Pearce y Johny Carter se asociaron en una bonita jugada para añadir otro ensayo a la cuenta colegial. Quedaban cinco minutos, pero para los vascos eso era una eternidad. 

Con varios jugadores sufriendo problemas físicos, los hombres de AMPO Ordizia pedían la hora. Pero hubo tiempo para que Alberto Díaz ahondara un poco más en la herida guipuzcoana. Katz pasó los palos para poner punto final a un partido aguerrido, que El Salvador se llevó con maestría. Cinco puntos con glorioso sabor para el conjunto blanquinegro, sabor que en una mañana tan gélida debió parecerse a un caldito caliente.