35-18: Arroyo celebra su primer título

El encuentro comenzó para los arroyanos tal y como pintaba el cielo, muy gris. La fuerte tormenta caída en los prolegómenos del choque reblandeció un césped, ya de por sí, embarrado. Y la lluvia no paraba de caer. Pero esto no fue lo peor del arranque para los de David Pérez. Sus chicos no hilaban bien las jugadas de ataque, a pesar de vencer en el empuje de las melés. Y es que las touch no terminaban de salir bien para los verdes. En la primera que encontraron una situación ventajosa para llevar el oval hasta el otro lado, Alejandro Ibáñez interceptó un pase y avanzó hasta dejar solo a Mario Arranz. Así, los cántabros se pusieron 0-5 arriba.

Por suerte para la afición de casa, la réplica arroyana no tardó en llegar. Corría el minuto 18, cuando Moro se coló entre los hombres de la línea torrelaveguense. Gran acción del ocho, que tiró de coraje para ensayar. Zumel, que estuvo muy acertado con el pie durante toda la tarde, pasó los palos y puso el 5-7. Sin embargo, los lamentos regresaron al banquillo de los ornitorrincos. Otro balón perdido de forma claramente evitable, dejó a Alejandro Ibáñez con la alfombra puesta para que posara a placer. 

En este intercambio de golpes, Gordini levantó a los suyos con el segundo ensayo para el Arroyo. Además, Zumel volvía a pasar los palos. Mientras tanto, el cielo se iba despejando, dando paso a un sol premonitorio para el equipo local. Porque así aguantó hasta la celebración final. No obstante, hay que decir que el partido continuó igualado hasta la recta final. Entre la mejoría de las defensas y las repetidas imprecisiones en el juego a la mano, la producción ofensiva de ambos conjuntos decayó. 

Fue en los últimos 20-30 minutos cuando el duelo quedó desequilibrado. Besaya parecía más cansado y tampoco contaba con el apoyo del público, algo que siempre fuerza a dar un poquito más. Los tres cuartos del Arroyo mejoraron en la distribución del oval, especialmente el apertura. Gracias a ello, los ornitorrincos explotaron mejor su superioridad en delantera. 

De esta forma llegaron los ensayos de González Vita y Juanma Olmedo que sentenciaron el encuentro. Porque los de Torrelavega no tuvieron capacidad de reacción, en parte por la menor disponibilidad de cambios en el banquillo de Eva Rincón. De hecho, Arroyo pudo disfrutar de los últimos coletazos del partido con cierta calma. Solo la lesión del conocido cocinero vallisoletano, Javier García Peña, (se le salió la rótula) paró por un momento el clima de fiesta en las instalaciones de La Vega. Finalmente, Peña pudo celebrar con todos el triunfo. Victoria merecida y trabajada de los ornitorrincos, en unas condiciones para nada óptimas.