2-1: Un triunfo esculpido en fe
No fue un buen partido del Real Valladolid, mucho menos en el segundo período, cuando se gestaron los goles. Más bien, fue un encuentro extraño en el que Felipe tuvo el peor de los debut, con un autogol, y Mancuho consiguió el tanto que cerró la remontada en un alarde de confianza y tesón.
En los primeros compases del encuentro, y pese al primer aviso numantino, protagonizado por Cedric, quien disparó alto, el Real Valladolid pasó a embolsar el esférico y a intentar jugar entre líneas para hallar a Javi Guerra, quien comandaba hoy la lanza del ataque junto a Alberto Bueno. De este modo, a los dos minutos de juego, el de Vélez-Málaga resolvió un uno para uno un tanto escorado estrellando el balón a la cruceta.
No obstante, el medio del campo, al ser zona de influencia casi exclusiva de Nafti, quizás estuviera un poco partido o descompensado. Víctor Pérez no ayudaba mucho en la construcción y menos en la contención, lo que auspiciaba que cada fugaz contragolpe rojillo partiese con bastante campo por delante.
El Valladolid imponía su "tempo", estancado y al ralentí, pues faltaba vivacidad y fluidez en los metros finales. Los extremos apenas colgaban centros que Javi Guerra pudiera rematar y existía una dificultad añadida a la hora de hilvanar en gran medida merced a la trinchera que edificó el Numancia.
Alberto Bueno era el que más bregaba por crear. Era el que hacía jugar al equipo con su movilidad, sus continuos desmarques y las paredes que intentaba lanzar y que no siempre le salían. No obstante, su imprecisión ilustraba la de sus compañeros. Tan fue el caso de Javi Guerra, que recibía bien de espaldas pero falló una ocasión clarísima en el minuto 33.
La sincronización brillaba por su ausencia, situación que se agravó tras el tiempo de asueto, pues, entonces, el Real Valladolid perdió el dominio territorial y dejo hacer más a un Numancia que cada vez se veía más cómodo y suelto sobre el verde.
Cada uno hacía la guerra por su cuenta, con escasa elaboración, mucho balón largo dada la presión cada vez más animosa del Numancia y excesiva conducción que no llevaba a ninguna parte. Bueno, sí. A que el conjunto soriano se inyectase una impetuosidad que encontraría su premio en el gol en propia puerta de Felipe.
El palo repelió un disparo de Natalio y Felipe, en su afán por despejarlo, tuvo la peor de las suertes, pues acabó introduciéndolo en su propia portería. 0-1 y ya habían transcurrido 25 minutos del segundo acto.
Djukic dio entrada a Manucho y Jofre, pero los cambios no trajeron nuevos bríos, pues el Numancia, que no hizo otra cosa que lanzarse a por el estoque definitivo, desperdició una ocasión clarísima en las botas de Lago Júnior.
No obstante, Manucho empezaba a ser un quebradero para la retaguardia visitante. Así, el angoleño se sacó un pase en profundidad a Guerra que, en el dos para uno, asistió a Jofre para que enviase el balón a la red.
Un empate que insuflaba nuevas energías a los blanquivioleta y que vieron como, a cinco minutos del final, se producía la catarsis, el delirio colectivo con el gol de Manucho, quien remató con el torso una buena jugada de Javi Guerra que no acertó a culminar. El angoleño se "comió" el esférico y lo metió en la portería y ganarse los cariñosos agasajos de todos sus compañeros.
Un final estrambótico para una remontada épica en la que el Valladolid, todo sea dicho, adoleció de creatividad, pero sí dejó patente que su pegada es descomunal y, para ganarle, hay que tumbarle y no basta con sólo marearle.
FICHA TÉCNICA:
2 - REAL VALLADOLID: Jaime; Felipe (Peña, min. 80), Mongil, Jesús Rueda, Balenziaga; Nafti, Nauzet (Jofre, min. 62), Víctor Pérez, Sisi, Bueno (Manucho, min. 62) y Javi Guerra.
1 - NUMANCIA: Eduardo Navarro; Unai, Pavón, Cabrera, Nano; Nagore, Sunny; Cedrick (Nieto, min. 68), Del Pino, Bedoya (Juanjo, min. 86); Natalio (Lago Junior, min. 73).
GOLES: 0-1: Min. 70, Felipe en propia meta. 1-1: Min. 80 Jofre. 2-1: Min. 85, Manucho.
ÁRBITRO: Iñaki Bikandi Garrido (c. vizcaíno).
INCIDENCIAS: Estadio José Zorrilla. 8.695 espectadores.