El Conde Ansúrez vuelve a ser blanquinegro

La jornada festiva se inició con el encuentro de Liga ante el Cajasol Ciencias de Sevilla, frente el que el equipo vallisoletano cosechó una intrascendente pero celebrada victoria (36-21).

Los campos de Pepe Rojo presentaron un colorido admirable, pues al jolgorio que contagiaba una entusiasta charanga había que sumarle el calor y el radiante sol que a más de uno provocó las primeras quemaduras del verano.

Tras la comida y un tercer tiempo bañado en cerveza en la Plaza de la Universidad, la misma orquesta seguía alentando la fiesta de hinchada, directiva, cuerpo técnico y plantilla, así como llamaba la atención de los clientes de las terrazas contiguas.

A las 18,00 horas, el autobús turístico descapotable hizo su aparición y aguardó hasta que se abarrotó. En primer lugar entraron los jugadores más jóvenes de la cantera del Cetransa El Salvador (jabatos) e, inmediatamente después, se auparon a la parte descapotable los integrantes del primer equipo y sus mujeres.

Fue un paseo corto, de unos quince minutos, antes de llegar a la Plaza Mayor de la capital vallisoletana, donde ya esperaban algunos hinchas ataviados con la indumentaria blanca y negra de su equipo.

En primer lugar se bajaron los "jabatos", quienes formaron un pasillo para que los campeones desfilasen hasta la estatua de Conde Ansúrez. La misma que instantes más tarde escaló el ex jugador de la entidad vallisoletana José Miguel Prieto "Chino" para colocarle la elástica blanquinegra, como es tradicional.

"Los años no pasan en balde", gritó alguno que veía al "Chino" con menos agilidad que en ocasiones anteriores. No se amedrentó y lo volvió a conseguir con el consecuente estallido de alegría entre la parroquia de El Salvador.

En ese preciso momento, los cánticos como "Sí, sí, sí, la Liga ya esta aquí", "Y va a seguir la dictadura del chami", "Campeones, campeones" se sucedieron al igual que las fotografías y las grabaciones de vídeo.

No obstante, los que acapararon un mayor número de flashes fueron los jugadores neozelandeses, quienes, a petición popular, y tras despojarse de su camiseta, interpretaron la conocida danza maorí llamada "Haka".

Cuando acabaron, y puede que debido a un inofensivo ataque de celos, los españoles se arrancaron con otro baile tradicional como es el "Paquito el chocolatero", el cual echó el cierre a las celebraciones de la Plaza Mayor para después regresar a la Plaza de la Universidad donde, a buen seguro, a esta hora ya se han repuesto unos cuantos barriles de cerveza.