FOTOS Andrés Domingo García
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Fútbol  |  Real Valladolid

Antonio Santos ya es parte del escudo

3 de Abril de 2014
El Consejo de Administración ha decidido otorgar a Antonio Santos la insignia de oro y brillantes, máxima distinción para premiar los servicios prestados a la entidad blanquivioleta y que le será impuesta por el presidente Carlos Suárez antes del próximo partido ante el Real Madrid.


Antonio Santos llegó a Valladolid en 1974 procedente de su Zamora natal, donde despuntó como un centrocampista de corte defensivo. Como defensa central, destacó por su regularidad durante 10 temporadas y junto a su  gran amigo Pepe Moré y a Manolo Llacer lideró desde la zaga al equipo en el campo y también en la caseta.


Con Antonio Santos, el Pucela subió a Primera después de 16 años en Segunda (y un año en Tercera) y ganó el único título que atesora la entidad de Zorrilla: la Copa de la Liga de 1984. Tras 10 temporadas como futbolista, Santos colgó las botas y pasó al banquillo del Promesas, al que dirigió durante cuatro temporadas. En 1988, Santos cambió el campo por los despachos y comenzó a realizar labores de todo tipo en el Club. Como su maestro, José Luis Saso, se convirtió en el “hombre para todo” del Real Valladolid. Y como Saso, Antonio Santos siempre seguirá echando una mano al Real Valladolid en todo aquello que pueda ser útil, que es en casi todo…


En el currículum de Santos en el fútbol solo falta un cargo: el de Presidente. Fue Vicepresidente con la familia Fernández Fermoselle, pero nunca ostentó el máximo cargo de la entidad. Sí ejerció como coordinador de las categorías inferiores, director deportivo, entrenador cuando el banquillo quemaba (hasta en cuatro temporadas diferentes), consejero y portavoz del Club, segundo entrenador con Pepe Moré (00-03) y Fernando Vázquez (03-04) y en los últimos tiempos responsable de diferentes asuntos relacionados con la administración deportiva.


"Nunca dejaré al Real Valladolid"


Antonio Santos se despidió de la afición blanquivioleta en una emotiva rueda de prensa en la que repasó sus cuatro décadas al servicio del Club. En la primera respuesta la voz le temblaba y los ojos se le humedecieron. “Dejo de trabajar en el Club pero nunca dejaré al Real Valladolid”.


El zamorano repasó los “buenos y malos momentos” de su larguísima trayectoria profesional ligada a la entidad blanquivioleta en una emotiva alocución en la que subrayó su eterna disposición a ayudar en lo que se le requiriera. De ahí su extenso currículo, desde vicepresidente hasta director de cantera, pasando por su etapa como jugador. “De la que guardo el mejor recuerdo porque, al fin y al cabo, es todo con lo que sueña cualquier niño”.