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Fútbol  |  FC Barcelona-Real Valladolid

2-1: Perdonable paseíllo de 90 minutos

19 de Mayo de 2013

En los tiempos que corren, no suena mal lo de perder 2-1 en el Camp Nou. Curioso, pero real. Nunca sabes cuantos sacos te puedes llevar pese a tratarse de un partido con poco más en juego que limar los números. Con los méritos blanquivoleta en el campo del campeón liguero, muchos equipos se hubiesen ido con una manita. Es el don y la virtud, todo fruto de un concienzudo trabajo, lo que ha llevado al Pucela a afrontar los tramos finales de los encuentros frente al Real Madrid (4-3) y el Fútbol Club Barcelona allende de Zorrilla con opciones reales de puntuar. Es lo mismo que ha permitido ganar encuentros sin una neta superioridad cuando realmente los vallisoletanos se han jugado su continuidad en Primera. 


Para ganar al líder, al campeón, tienes que querer, que ellos no quieran y además que todo esté aderezado por una pizca de buena suerte. Lo segundo parecía una realidad, pero el Real Valladolid no lo aprovechó. Le faltó ese ´punch´ competitivo imprescindible en  el citado escenario. Hubo paseíllo inicial...que terminó durando los 90 minutos. 


El partido se hizo eterno y hasta eso benefició al conjunto de Villanova. De hecho, los blaugrana se limitaron a aprovechar los errores de los centrales pucelanos. En el primer gol de Jesús Rueda, que en una tontería vertical ofreció a Xavi una contra letal que finalizó Pedro ante un Jaime que no colaboró a abortar la acción. En el segundo fue Marc Valiente el que recordó su pasado culé para anotar en propia puerta un saque de esquina de Cesc. Cuarto autogol del Real Valladolid en lo que va de temporada, el equipo que más.


Y cuando la mecha de los fuegos artificiales iba a ser prendida, Manucho fue objeto de un clamoroso penalti bien señalado. El angoleño había sustituido a un siempre voluntarioso pero esta vez impotente Javi Guerra. A Víctor Pérez no le traicionó ni el marco, ni Víctor Valdés y transformó la pena máxima por la escuadra y engañando al guardameta de Gavá. Con cinco minutos por delante, incluido dos escasos de descuento, al Real Valladolid le faltó esa oportunidad que podía haber hecho mágica una noche lluviosa y que no empaña una brillante temporada.