Alegría y tensión blanquivioleta

Una hora antes del partido, ya se respiraba por las inmediaciones del estadio ese ambiente típico de las grandes gestas, de las finales, porque eso es lo que le espera al Real Valladolid de aquí hasta final de temporada. Y la afición quiere demostrar que está con el equipo. El club ha realizado ya varias campañas para animar a sus seguidores a subir al campo y 12.100 vallisoletanos llenaron Zorrilla.

Mucha camiseta blanquivioleta, banderas atadas a la cintura o al cuello, bufandas, abrigos, incluso pendientes morados, todo vale para animar. En las banderas y camisetas, todos los eslóganes posibles: Aupa Pucela, Somos de Primera, el #yonoaflojo del año pasado y el #somosvalladolid de éste.

La gente hace cola para abrazar y hacerse una foto con Pepe Zorrillo, la mascota, y también para que te pinten la cara con franjas blanquivioletas. Una charanga anima fuera del estadio con el famoso "a por ellos, oé", y se mezcla con la megafonía, donde suena "Sígueme" de Chloe.

Antes de empezar el partido, homenaje al equipo de rugby VRAC QUesos Entrepinares por su título de Liga, y la fición piensa que a ver si le da suerte al Pucela. Suena el himno: "Banderas blancas y violetas, voces que cantan goles y gestas..." Y en el video marcador anuncian que durante un minuto la grada agite sus bufandas moradas. Y ellos, responden. Este novedoso "bufandeo" se repite a lo largo del partido cuatro veces, y la gente lo acompaña con aplausos y cánticos de "Pucela, Pucela".

El Real Valladolid gana desde el minuto 37, pero los sufridores blanquivioletas están acostumbrados los últimos partidos a ver goles en el tiempo de descuento y no se fían. Y así es, una vez más, en el minuto 93, sobre el pitido final, gol de Nauzet que pone el 2-0 en el marcador y una sonrisa en todos esas almas moradas que se van a casa y regresarán de nuevo el jueves. Pero antes, se despiden de su equipo cantando: "¡Que sí, oé, que vamos a ascender!".