Llegaron los globos, comenzaron las Ferias
En Valladolid las ferias siempre comienzan mirando al cielo. Por un lado oteando con esperanza de que el cambiante tiempo preotoñal sea benevolente con los pucelanos que están locos por tirarse a la calle por otro para comprobar que la llegada de los herederos de los hemanos Jacques y Joseph Montgolfier dé el chupinazo extraoficial al comienzo de las fiestas.
Ya sé que los manuales de periodismo proclaman que el periodista nunca debe ser parte de la noticia y que nunca se deben escribir las crónicas en primera persona, pero cumplir la norma sería, por un lado tener la osadía de autodenominarme periodista y por otro renunciar a mi tradicional rebeldía. Si a ello unimos que la experiencia de montar en globo, chascarrillos aparte, difícilmente se puede narrar si no es desde el lado de las sensaciones…
Aproveché mi amistad con Rodrigo Criado de Rey para que me permitieran cubrir una de las pruebas del Open Valladolid de Aerostación Memorial Diego Criado del Rey desde uno de los aerostatos bajo la promesa, en parte incumplida, de hacer un amplio reportaje fotográfico. Y digo incumplida porque indiscutiblemente fueron muchas menos fotografías de las posibles.
Lo primero es el miedo a molestar, subido en una barquilla donde el piloto no está a darte un paseo si no a ganar una prueba deportiva, con sus pasos por determinadas zonas para conseguir puntos para el cómputo final. Tras una reunión de todos los participantes con el juez arbitro en la que se les indica a donde ir y por donde pasar, se hinchan los globos y se calienta el aire, una vez hinchada la envoltura y caliente el aire abordamos las barquillas. Si no es la primera vez que te montas ya sabes que no hay volante ni timón, que el ingenio sube por el calor de unos impresionantes quemadores y se dirige según la habilidad y el “olfato de viento “ del piloto para saber a qué altura los vientos te serán propicios. También cuentan con el apoyo de una fotocopia de una fotocopia de una fotocopia de un mapa que consulté varias veces y solo conseguí distinguir la mancha verde triangular del Campo Grande y el cauce del Pisuerga (mapa, por otro lado, igual para todos los participantes).
Pero Javier Álvarez, asiduo de la prueba y ganador en varias ocasiónes, con la ayuda de su hijo, de su mujer y mi estorbo (si, los 4 más 4 bombonas de gas en 1 metro cuadrado) lograba puntuaciones máximas como los campeones, arriesgando hasta el final y cruzando las zonas puntuable en el límite.
Cuando llega el triste momento de que se acabe la prueba, de tu viaje y de la sensación indescriptible de volar/flotar en el mejor de los silencios, roto solamente por el zumbido momentáneo de los quemadores, hay que tomar tierra; y uno empieza a darse cuenta de la cantidad de cables de alta tensión que atraviesan nuestros campos. Una vez más la contrastada habilidad de Javier Álvarez hizo que la maniobra fuese un éxito, tomando tierra con suavidad y sin el vuelque que tantas veces se produce por el efecto vela de globo.
Las intrincadas normas de la prueba y sin duda los méritos de los ganadores hicieron que en la clasificación final solo quedásemos los cuartos y digo nos con orgullo y si Javier me lo permite en su benevolencia.
Anulfo González suma su quinta victoria
Arnulfo González no había aparecido en lo más alto del podio en las últimas ediciones del Open Valladolid de Aerostación. En las dos más recientes, el piloto asturiano Jorge Iglesias se había adjudicado la regata mientras que la anterior fue para Javier Álvarez. Sin embargo, Anulfo González siempre está, desde el principio, y siempre, siempre vuelve. Así y pese a que se había anunciado a bombo y platillo la presencia del favorito, Iván Ayala, piloto riojano campeón de España de la modalidad de globos de aire caliente durante los últimos seis años de manera consecutiva, Anulfo sumó una nueva victoria. La quinta en esta prueba que él mismo junto a CD Mesetario Fling Circus y siempre con la colaboración de la FMD fundó y sigue organizando y volando los cielos de Valladolid ya en su decimocuarta edición. Todas ellas para acordarse de la memoria de Diego Criado del Rey, el que fuera compañero de grandes y largos viajes y aventuras con Anulfo.
La ciudad de Valladolid volvió a reunir a quince globos y a sentir el privilegio de organizar una regata de aerostación, demostrando que junto a otras ciudades como Haro, Aranjuez e Igualada se mantiene firme en su continua apuesta por los globos en estas épocas festivas. El XIV Open de Valladolid de Aerostación Memorial Diego Criado del Rey, con un tiempo bastante benévolo para la aerostación, fue a parar a manos de Anulfo González (Comunidad de Madrid), seguido de Jorge Iglesias (Asturias) y de Cristian Biosca (Comunidad de Madrid).
Una vez más, la gran familia que se congrega en estas épocas en Valladolid se citó para la entrega de premios Allí, el ‘Trofeo Diego Criado del Rey’ fue a parar a Josep María Lladó por su contribución al mundo de la aerostación española.
Gracias por haberme dado la oportunidad de presenciarlo y participar.