Florentino Moya, una vida en el cuadrilátero
El vallisoletano Florentino Moya ya tiene la tercera estrella de la Internacional Boxeo Asociación (IBA), denominada anteriormente AIBA. Una distinción que logró en Benidorm en 2017. Un reconocimiento que le sitúa en el primer plano del panorama internacional y que le acerca al sueño de acudir a los Juegos Olímpicos en París 2024.
Uno de sus principales maestros fue Alfredo Gómez, el máximo exponente del boxeo en Valladolid, que ha arbitrado a profesionales en todo el mundo.
En la actualidad puede arbitrar mundiales, preolímpicos, juegos continentales y olímpicos en categoría amateur. Sin embargo, por el momento no se plantea dar un paso al frente para ascender a arbitrar en categoría profesional.
Curiosamente, recuerda que nunca ha participado en campeonatos como boxeador. Comenzó como púgil a los 15 años, pero al iniciar su vida laboral cinco años más tarde, tuvo que optar por el arbitraje para no abandonar el deporte que le había enganchado. El mismo reconoce que “fui muy joven para comenzar como árbitro, pero desde el primer momento me enganchó”.
Todo ello en un deporte en su día maltratado, pero que parece haber encontrado su sitio. “Creo que se han terminado los prejuicios que había y esa idea de que era algo violento”. Eso sí, Florentino distingue entre el boxeo que muchas veces sale en los medios y en el que él está ahora mismo. “El boxeo profesional puede tener algo más de espectáculo y hay gente que no lo entiende, pero el boxeo amateur para mi es deporte con unas reglas perfectamente marcadas y que ofrece unos valores importantes a los jóvenes”.
Camino de París
Entre los objetivos de Florentino Moya está el Mundial femenino del próximo mes de marzo en Nueva Delhi, pero sobre todo está el sueño de acudir a París 2024. “Trabajo y me preparo con esa idea pero todavía queda mucho tiempo para conocer los elegidos”. Una ilusión que, además, están basada en el “alto nivel que tienen los árbitros de boxeo en nuestro país. Creo que nos preparamos bien y eso se valora”.
Con todo, el vallisoletano recuerda que el boxeo es “un hobby para mi que, a día de hoy, me cuesta tiempo y dinero. Afortunadamente mi trabajo y el apoyo incondicional de mi familia me permite compaginarlo y disfrutar de cada campeonato”.
Para ello se prepara a diario, acudiendo al gimnasio, viendo videos de combates o repasando las modificaciones del reglamente. Además, reconoce que es muy crítico con sus propias actuaciones. “Me gusta ver mis combates y analizar mis aciertos y mis errores”.
Es, en definitiva, uno de los valores en alza de un boxeo vallisoletano que “vive un buen momento y que presenta un futuro muy ilusionante con los jóvenes que están empezando”. Ojalá ese trabajo tenga su reflejo en la próxima cita olímpica.