El otro 'fichaje'

Se trata de un cruce de Pastor Alemán con American Stanford que llegó el pasado verano con apenas dos meses y que ya es una más de la familia. "Me lo regalaron para que pudiera asustar a los pájaros que se intentan comer el césped", explica el jefe de la instalación, Jesús Navarro, antes de reconocer que "por el momento juega más que caza".

Pero Sao no es el primer perro que ha vivido en Zorrilla. Antes que él hubo otras tres mascotas, las dos primeras propiedad del ya desaparecido Marcos Fernández. "El primero fue Tula, luego llegó Lanas, y el último Tristón", recuerda Jesús. Precisamente el último de ellos, que vivió cuatro años, fue el que ha dejado una huella más honda en el responsable del estadio.

Sao vive en una caseta que se le ha construido en el córner que está justo debajo de los palcos. Como buen cachorro hubo que enseñarle donde podía hacer sus necesidades y cuál era su cometido. En lo que no tuvo problemas fue para hacerse amigo de jugadores y cuerpo técnico, que siempre que pueden se acercan a saludarle. "Chica, Jefren y en general todos los que tienen perro en casa están encantados con él".

Jesús sonríe cuando se le pregunta si le va a enseñar a ir a por los jugadores rivales, y desvela que sale de la caseta durante los partidos y se altera como el resto de la grada cuando marca el Valladolid. Y es que Sao también es consciente de su importancia en esta particular lucha por el ascenso a Primera.