El adiós del Caballero de Olmedo

Carlos Lázaro y el Real Valladolid ya andan por caminos diferentes. Este mimo martes el jugador vallisoletano, nacido en Olmedo, se ha desvinculado de la entidad blanquivioleta, con la que aún tenía contrato hasta el 30 de junio del 2014.  

Las lesiones cortaron la progresión de este jugador que deslumbró por su descaro cuando Mendilibar le puso a bailar con la más fea, el Barcelona, una semana después de hacer su debut oficial en Primera División contra el Racing de Santander. Corría el año 2010. 

Su rodilla derecha le tuvo casi una temporada en blanco y el centrocampista hizo las maletas para marcharse cedido a Huesca, donde volvió a recuperar, en las dos temporadas que defendió la camiseta blaugrana, las sensaciones y el toque que le caracteriza. 

Pese a cuajar dos completas temporadas en el club oscense, el canterano no ha logrado conseguir en su tierra la estabilidad deseada. Rubio, Víctor Pérez, Sastre y Baraja le han cerrado las puertas del primer equipo. Tras realizar la pretemporada en San Pedro del Pinatar, Juan Ignacio Martínez dejó claro que no contaba ni con Lázaro ni con otra de las perlas de los Anexos, Quique. 

Vuelta a empezar y vuelta a buscarse el futuro para el joven centrocampista, que no ha tardado mucho en encontrar acomodo. El de Olmedo tiene un gran cartel en la Segunda División y será en esta categoría donde participe en la recién estrenada nueva temporada. El proyecto del Alavés, en su año de retorno a la división de plata, ha convencido a Carlos Lázaro, que se ha comprometido con el club vitoriano para las dos próximas temporadas, diciendo hasta luego a un estadio José Zorrilla en el que espera tener oportunidades para triunfar algún día.