2-1: Liberación

En una buena primera parte, el Pucela marcó dos bonitos goles con la firma de Juan Villar y Rodri (gol y asistencia de cada uno de ellos), renta que pudo gestionar hasta el final del partido a pesar de la reacción del correoso equipo burgalés, que insistió mucho en la segunda parte en busca de un gol que encontró en la última jugada del partido, con una falta directa de Abdón Prats que ni el inconmensurable Kepa pudo sacar.

El Pucela necesitaba ganar y lo hizo. El equipo blanquivioleta se iba en sangre. Tenía que parar la hemorragia con una victoria en el estreno de Miguel Ángel Portugal en el banquillo. A toda costa. Y a partir de ahí si el nuevo técnico es capaz de conseguir que cada jugador dé lo mejor de sí mismo en el campo será el momento de pasar a planta y encarar el futuro con la mente despejada y libre del bloqueo que le atenaza.

Por supuesto, el cambio del Real Valladolid de Garitano al de Miguel Ángel Portugal no fue radical, empezando por el once, donde la única variante vino por la sanción de Moyano que dejó el carril derecho para la vuelta de Javi Chica.

La primera jugada fue determinante. El Real Valladolid salió a tumba abierta y en un abrir y cerrar de ojos se encontró con un mano a mano de Juan Villar ante Raúl Fernández que el extremo no pudo concretar. El Pucela arrancó la primera ovación de la grada, se animó y jugó bien al fútbol, con mucha rapidez y verticalidad en el último tercio del campo, lo que le permitió retirarse al descanso con 2-0.

Pero en la segunda parte volvieron las dudas y el amago de bloqueo. El C.D. Mirandés puso toda la carne el asador y se fue decididamente en busca del gol que le metiera en el partido, pero Kepa, de nuevo, frenó el seco a los rivales, que solo encontraron el gol en la última jugada del partido.