FOTOS Jonathan González
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Fútbol

1-2: Zorrilla huele a muerto

Escrito por
Chus Rodriguez

Empezando por el final, la zona mixta del Nuevo José Zorrilla resumía a la perfección lo ocurrido sobre el césped: un auténtico funeral. Si lo más escuchado hace siete días después del empate en Pamplona, y que después algún compañero tituló, era eso de ‘este muerto está muy vivo’, hoy lo más repetido es ‘estamos en Segunda’.

Lo cierto es que esto tiene mala, muy mala pinta y cumple todos los requisitos que los administrativos de la Liga piden para descender de categoría: una sospechosa plaga de lesionados, un nutrido número de jugadores cedidos o que acaban contrato, una fobia terrible a ganar partidos, varios fichajes de invierno y un delantero con nombre exótico que es más malo que el de la temporada anterior. Tan grave es la situación que hoy parece imposible elegir al mejor jugador del partido.

Lo de la primera parte fue preocupante. El equipo creó muy pocas ocasiones de gol y lo único positivo fue que tuvo el balón. Pero había un grave problema: no sabía qué hacer con él. Así, el Mallorca aprovechaba las pérdidas de Haris, Bueno o Manucho para acercarse a los dominios de Justo Villar e  incluso Clos Gómez y Aduriz perdonaron al Valladolid. El colegiado al anular un gol en posición dudosa de Víctor Casadesús y el ex pucelano al fallar tras una carrera desde la izquierda con todo de cara para marcar.

Los cambios que necesitaba el equipo estaban bastante claros. Por suerte, Onésimo se dio cuenta en el descanso y mandó a la ducha a Sesma, sobre el cual prefiero no pronunciarme, y a Manucho, que casi supera su promesa de 30 o 40, aunque cambiando goles por fueras de juego. La entrada de Diego Costa y Lázaro le cambiaron la cara durante cuatro minutos al equipo, lo que tardó Alberto Bueno en empujar al fondo de la red un balón perfecto de Keko tras aprovechar un rechace de Aouate a lanzamiento de Asier Del Horno.

A partir de ahí, al Pucela le entró el mismo pánico que propició el empate de Osasuna en el Reyno de Navarra hace una semana e incompresiblemente se echo atrás. Aún así, Zorrilla celebró un gol de Arzo que Clos anuló correctamente por fuera de juego del castellonense. Un minuto después y en el área contraria, el ex numantino Julio Álvarez la puso perfecta para que Rubén, libre de marca y de cabeza, empatase el partido.  El Valladolid seguía jugando con fuego y se quemó por completo a falta de siete minutos para el final, cuando de nuevo Julio Álvarez batió a Justo en una contra mortal. Sólo Arzo pudo salvar un punto, pero Aouate lo impidió con una colosal parada al filo del pitido final.

Onésimo todavía no sabe lo que es ganar y suma dos puntos de doce posibles. Y la semana que viene a ‘la catedral’. Al fin y al cabo, en esos sitios dicen que se producen los milagros. Lo único que puede resucitar a un muerto.