FOTOS: Pol Puertas
Baloncesto  |  Carramimbre CBC
Noche aciaga y derrota, la sexta de la temporada, para el Carramimbre CBCV

78 - 67 Noche aciaga y derrota del Carramimbre en la cancha del Força Lleida 

6 de Marzo de 2020

El partido, ya desde un inicio, no fue nada sencillo para el Carramimbre CBCV. Tal y como anticipó Hugo López en la previa, al conjunto vallisoletano le iba a esperar toda una red de trampas por parte del paisano Gustavo Aranzana. Y la apuesta no le pudo salir mejor al técnico del ICG Força Lleida. El buen hacer defensivo de los catalanes, sumado a la nefasta puntería de las ardillas, provocó que el primer periodo terminase con un paupérrimo 14-6 que se explicaba por sí solo atendiendo a los porcentajes de tiro visitantes: 3/12 en tiros de dos, 0/8 en triples y 0/2 desde la línea de personal. Acierto aciago para abrir la contienda.

En los primeros diez minutos, de hecho, los carmesí firmaron un infausto -2 en la valoración, que, sin embargo, no marcaba tanto las diferencias en el marcador. A pesar de todo, la diferencia no era ni mucho menos insalvable, algo que ratificó el Carramimbre cuando despertó de una vez por todas. Con Mike Torres y Kimbal Mackenzie liderando la segunda unidad, llegó la luz para las ardillas. Dos triples del exterior canadiense apretaron las tornas (16-12) y destensaron temporalmente el entramado de Aranzana y su Força Lleida. El plan estaba claro: las opciones visitantes pasaban por imponer la velocidad al orden local.

Y la consigna se fue logrando poco a poco, aunque Shaquille Cleare parecía tener otros planes. Al descanso, el interior bahameño ya estaba en nueve puntos, ocho rebotes y 14 créditos de valoración que sirvieron para mantener a raya al Ciudad de Valladolid. En la recta final de la primera mitad, eso sí, emergieron Frank Bartley y Sergio de la Fuente para revertir la situación. Un triple del capitán, el último de las ardillas hasta el último periodo, y siete puntos consecutivos del jugador estadounidense permitieron al Carramimbre gozar de su primera ventaja (21-23), aunque la renta fue tan mínima como efímera. El cuadro ilerdense volvió a estirarse antes del descanso y alcanzaron el ecuador del partido mandando (30-27).

El paso por vestuarios, no obstante, frenó en seco la reacción de los vallisoletanos. Después de reponerse de su mala puesta en escena, el cuadro de Hugo López volvió a salir con una marcha menos que su adversario y se encontró con máxima en contra en un visto y no visto (43-34). En apenas tres minutos, el Carramimbre había dilapidado toda la mejoría gradual de la primera mitad y se veía abocado a ponerse el mono de trabajo una vez más, aunque la ansiedad golpeó duro en esta ocasión.

El esfuerzo, así, comenzó a pasar factura. Los pupilos de Gustavo Aranzana continuaron maniatando a unas ardillas que sudaban tinta china para anotar en cada posesión y dominar la pintura, algo a lo que no están acostumbrados. El orden volvía a imponerse a la electricidad de un Carramimbre que se fue apagando paulatinamente y que encomendó al acierto exterior, aunque terminó siendo su perdición. La posible reacción visitante, de hecho, se fue mitigando, anulada por el plan de juego de un ICG Força Lleida muy serio y que se fue distanciando posesión a posesión, impulsado por un titánico Steven Santa Ana que anotó 14 puntos en el tercer periodo. Obligados a una remontada épica, los de Hugo López encaraban los últimos diez minutos con una renta adversa de 15 puntos (63-48).

El 3/23 en triples de los carmesí, quienes no anotaron desde la larga distancia en todo el tercer cuarto, mermaba en exceso las opciones de un equipo que, por enésima vez, iba a experimentar un arranque de orgullo que bien pudo obrar la machada. La reacción, no obstante, fue tardía. A pesar de moverse en rentas cercanas a los veinte puntos en contra, los pupilos de Hugo López no perdieron la fe y volvieron a entonarse en el perímetro para llegar con opciones a la recta final. De hecho, a falta de 2:13, un triple de Toms Leimanis puso un esperanzador 72-64 en el marcador, pero poco después llegó la puntilla de los catalanes. El esfuerzo y la ansiedad pesaron demasiado en unas ardillas exhaustas y tocadas que cedieron (78-67) con honores pero sin acierto.