Palencia mostró toda la grandeza de este deporte

El rugby es diferente y este domingo se volvió a demostrar en Palencia. Dos aficiones tan diferentes pero a la vez tan iguales por el deporte que aman, y que dieron toda una lección de comportamiento antes, durante y después del partido en La Balastera.

Y es que muchos minutos antes de que se iniciara el encuentro las calles de Palencia ya mostraban la mezcla de colores blanco, negro y rojo en una jornada de risas y buen ambiente. Por la carpa habilitada junto al estadio pasaban las dos aficiones entre mezcladas e ilustres del rugby vallisoletano, como los ex jugadores Sergio Souto o Alvar Enciso, neviosos por lo que iban a vivir minutos más tarde.

Esa fiesta se traladó a las gradas del campo de fútbol, En la grada donde esta el palco y en uno de los fondos, la afición colegial y en la otra mitad los seguidores vascos, casi repartidos a partes iguales. Más de 7.500 espectadores que practicamente llenaban La Balastera, así como un palco también repleto de autoridades.

Antes del partido fue el turno del himno español, silbado por unos y aplaudido por otras, en el único lunar a una gran fiesta deportiva. Y es que a partir de ahí el público fue ese aliento incansable que necesitaban los dos equipos, con la ilusión vallisoletana en el primer tiempo y la remontada vasca tras el descanso.

Al final ganó Ordizia, pero las dos aficiones fueron campeones en juego limpio. De hecho, ambos equipos dieron la vuelta de honor al campo sin distingur si la grada aplaudia más al suyo o al contrario. Eso, el pasillo de honor, la Copa en el palco y la fiesta que terminó como había empezado, con las dos aficiones mezcladas aunque esta vez unos más felices que otros.