De la ilusión a la desesperación

Media hora antes de que comenzara el partido en las gradas de madera del campo de Direito ya se podía ver el color azul de la afición vallisoletana. Una bandera de España y una pancarta del restaurante Vino Tinto servían de protección ante el riesgo de lluvia, que vino y se marchó durante todo el encuentro.

Entre esos seguidores visitantes caras conocidas, como los miembros de la directiva, Juan Merino Bocos -asiduo de estas citas-, o el presidente del Vrac Toño Garrote, quien mostraba su convencimiento de poder dar la sorpresa. "Si en las tres finales anteriores éramos los favoritos, jugábamos en casa y perdimos, porqué no vamos a ganar ésta pese a hacerlo fuera y ante un rival tan fuerte".

Y de verdad que esa alegría se pudo escuchar cuando llegó el primer golpe de castigo de Griffiths. Sin embargo, la ilusión dio paso enseguida a la desesperación a medida que pasaban los minutos. Y es que los vallisoletanos presentes en Lisboa contemplaban con tristeza y cierto dosis de desesperación la incapacidad de su equipo frente al rival luso.

"Lo que más nos duele es no haber podido ofrecer el juego que sí hemos desplegado en muchos campos de la liga española", reconocía el propio Toño Garrote minutos después de perder la final. Una sensación generalizada en un conjunto vallisoletano que fue un quiero y no puedo durante todo el partido.