VERGÜENZA AJENA

Iñigo Torres | Periodista
25 de Mayo de 2015

Hay momentos en los que uno no puede evitar sentir vergüenza ajena, como profesional de la comunicación o como simple amante del deporte. Una situación que he vivido este fin de semana y desde distintos puntos de vista. El deporte se entiende como lucha noble, entrega, deportiva, etc. Pues cuando se altera esto se pierde toda su esencia.



He sentido vergüenza viendo partidos donde se alteraba el resultado previsto. Eibar o Almería no hicieron su trabajo para mantenerse en Primera, pero tampoco es de recibo la dejadez de super clubes como Atlético de Madrid o Barcelona. La obligación de un deportista es ganar o intentarlo, aunque muchos de sus objetivos ya se hayan cumplido.


He sentido vergüenza de escuchar a compañeros de la comunicación narrar partidos como si de un aficionado más se tratara. Compañeros que se olvidan que hablan para toda España y que, por ejemplo, gritan con la clasificación europea del Valencia olvidando el descenso del Almería. Dónde está esa objetividad por la que tanto tenemos que trabajar.


Y eh sentido vergüenza de ver a directivos asisitir a ruedas de prensa de entrenadores o jugadores, mostrando públicamente su rechazo a las opiniones de otros. No entienden que esa comparecencia es parte del encuentro y que, por tanto, no es el lugar donde ellos deben estar. Quiero pensar que lo hacen por desconocimiento y no por un intento de amedrentar al rival, pero la imagen tampoco es gratificante.