UN TORERO ALEMÁN

David de la Fuente | Diario de un aficionado
13 de Enero de 2013

Mira que yo pensaba que habíamos vuelto a Primera y que eso de los sábados a las cuatro se había terminado. Me quedo pensando “pero si Marca TV ya no da los partidos a esa hora ¿por qué narices nos hacen ir corriendo y con la comida aún en la boca? Además, hay días que se te junta todo y tienes mil cosas que hacer, todas o al mismo tiempo o con poco margen: por la mañana a última hora piscina, al mismo tiempo el espectacular desfile de las banderas de Pingüinos, comida familiar por el cumpleaños de mi cuñada, que por cierto me he tenido que perder el postre. . . en fin, que un sábado a las cuatro es una . . .  mala hora; ni para los de Segunda, y si me apuráis   ni para ahorrar luz, bueno, en Zorrilla sí se ahorra, que al final del partido las únicas luces fueron las de Ebert y Óscar.

Y es que ¿qué más podemos decir del alemán? Lo único que se me ocurre es repasar cuando toda la grada nos hemos levantado con nuestras banderas y bufandas cogidas con nuestras manos mientras teníamos los brazos en alto gritando ¡Eeeebert, Eeeebert, Eeeebert! Y haciéndole reverencias. Qué pedazo de jugador. Cómo nos ha ganado el partido. El primer gol se veía venir. Además, bien cerquita de la preferente B. Coge el balón en la banda izquierda, todos comentamos ¡a que tira! Y ¡vaya, si tiró! Parecía uno de los goles de Oliver y Benji que poco a poco se acerca a la portería, el portero se estira, sabe dónde va, pero por más que se  esfuerza, es imparable. Golazo por toda la escuadra y primero de la tarde, y eso que ya avisó anteriormente con el tiro de falta que luego no pudo Marc Valiente remachar.

El partido cae en el sopor típico de los partidos donde aparece Caparrós. Qué entrenador más odioso. Es el anti fútbol en persona. Creo que no me cae tan mal ningún entrenador. Partidos broncos, a no dejar jugar al contrario; dar patadas y que el árbitro no lo vea; perder tiempo tirándose al suelo por nada; protestar todo y a ver si hay suerte y cae un golito como el que nos han calcado por el fallo de Balenciaga, pero tranquilo amigo, te lo perdonamos todo, sigue así que eres un crack.

Y ese sopor, aburrimiento o tedio sólo lo puede romper un "mago" ¡cómo se estira, cómo mete la punterita! ¿Y el pase? Cuando dos genios se juntan pues pasa lo que pasa, que nos tenemos que rendir a la evidencia, y qué rico sabe ese gol en el minuto 87 ¡jamás entenderé a esos que se van 5 minutos antes por evitar un atasco que en Zorrilla no es tanto! Si hoy no llegábamos a 13.000.

Y finalmente el éxtasis ¡Qué gol, Dios mío! No sabía si estaba viendo a Patrick Ebert o a José Mari Manzanares. Cómo la ha parado, ha templado, ha hecho embestir al defensa, le ha enseñado el engaño, ha salido el portero a por el capote, que se lo enseña levemente y sin que se dé cuenta le clava la espada hasta la red. Como una vez dijo otro torero ¡im-presionante! Pues eso, solo podíamos rendirnos a él y ovacionarle como antes lo hicimos con Óscar, y quizá un poco más. Simplemente genial.

Y nos vamos a casa con una sonrisa de oreja a oreja y con la sensación que a pesar del mal partido, los tres detalles vistos han merecido el partido. Y ¡ojo! 25 puntazos que tenemos ya. Solo nos faltan 18 ó 19 para la salvación que es lo que importa, y el domingo que viene a las cinco de la tarde ( ¡por favor! cuando lo leí se me saltaron las lágrimas de la emoción), otros tres puntos que lo que importa es sumar.

Vamos Pucela, que lo tenemos cada vez más cerca y una vez más ¡Eeeebert, Eeeebert, Eeeeebert! Y así hasta el infinito.