UN NOVATILLO EN VALLADOLID

@novatillototal tuitero | Atleta popular
20 de Septiembre de 2015
Vivo a 300 kilómetros de Valladolid. En una ciudad
donde la gente corre. Corre del 7 al 14 de julio. A las ocho de la
mañana. Delante de media docena de toros. Pero desde hace más de veinte
años conozco a un pucelano. Medio pucelano, medio navarro. Y vengo de
vez en cuando a Valladolid. 

Para
mi Valladolid es un sitio curioso. Puedes ir a la playa del Pisuerga
sin estar en la costa. Incluso puedes "pinchar" una langosta del
Pisuerga sin tener mar. O comer palomitas sin ir al cine, sin más
estando de vermú. 

Valladolid
es ser de Juan de Juni o de Gregorio Fernández. De las Angustias o del
Cristo universitario. Es ver cientos de niños escoltando una
borriquilla. Es dormitar bajo varias capas de ropa en el José Zorrilla
hasta que la megafonia brama un "Pucela, Pucela... Aúpa Real
Valladolid"... Es beber Ribera de Duero  y comer lechazo. 

Pero
en Valladolid también se corre. Y desde siempre le tuve echado un ojo a
la media maratón de Valladolid.  Por una cosa o por otra nunca pude
acercarme. Hasta este año en el que, a través de Twitter, me tocó un
dorsal en un sorteo. Y aún estando medio lesionado me acerqué a correr. 

Me
he encontrado con una buena media maratón. Yo le pondría un notable
alto. Para mí lo mejor la camiseta técnica de manga larga,  los muchos y
amables voluntarios (incluso patinadores con reflex y vaselina) y la
rapidez en los avituallamientos de meta y en la entrega de dorsales. El
público no era numeroso pero animaba con ganas. Y el templado clima pre
otoñal ha resultado perfecto para correr. 

El
recorrido un tanto estrecho y ratonero al principio. A tres vueltas. 
Una pequeña y dos grandes. Plano y con sólo dos breves repechos por
vuelta.  Bueno para hacer marca, aunque el tránsito entre el 19 y el 20,
donde te topas por última vez con los repechos,  te deja las piernas
doloridas. Con una agradable recta final,  donde el público te empujaba a
echar el resto. 

¿Lo peor? La
estrechez del recorrido hasta que han terminado los de la legua. Si la
media maratón de Valladolid quiere seguir batiendo récords de inscritos
(este año lo ha fijado en 2000) debe olvidarse de la salida conjunta de
media y legua. Eso,  o arriesgarse a taponar los primeros kilómetros y
bajar de calidad. 

Ya sabéis. A
Pucela se puede ir a comer lechazo,  a beber buen vino,  a ver la Semana
Santa o a dormitar en el José Zorrilla. Pero se puede correr rápido y
bien. En una media maratón hecha con cariño. Y con acierto. Una de esas
de las que quedan pocas.