OTRA FORMA DE VER EL FÚTBOL
Sara García |
Aficionada
1 de Septiembre de 2013
He visto muchos partidos de fútbol del Real Valladolid en el estadio Zorrilla, desde diferentes asientos y posiciones en el campo, con más nervios y con menos, con la radio y sin ella, con lluvia, con frío o refugiada, con amigos y sola...Son diferentes manera de ver y vivir el fútbol.
Pero hasta ahora nunca lo había visto en un palco vip. El partido contra el Getafe se me presentó la oportunidad y la aproveché al vuelo. Lo dicho, es una forma diferente del ver el fútbol. Porque verse, se ve bien, muy bien. Y además, la televisión te permite ver la repetición de las jugadas -vital para el gol anulado por el "no fuera de juego" de Guerra-. También el público que se sienta en ese fondo lo sabe y se giran todos hacia el palco para ver la tele.
Las sillas son más cómodas y hay un par de sofás blancos donde sentarse en el descanso a comentar las jugadas con el resto. Puedes cargar el móvil en el enchufe -muy importante para el Twitter-. Hay una camarera que te pregunta qué quieres beber y hay chuches y bocadillos para cenar. Tanta comodidad, que -este comentario es para las mujeres- podría haber ido en tacones. De hecho, sería casualidad, pero ninguno en el palco llevaba la camiseta blanquivioleta.
Ayer hacía muy bueno, pero yo pensaba que ver un partido en el palco en diciembre, mientras fuera están a menos 2 grados bajo cero y tú ahí dentro calentito...se tiene que ver mucho mejor. Y a pesar de la buena temperatura, para mí resultó un poco "frío". Cuando marcamos el gol, no sabía si levantarme, chillar, quedarme ahí modosita, ver la repetición por televisión... No sé, un poco raro. Ves a la grada gritando, abrazándose y yo tuve un poco de envidia. Aunque seguro que otros tenían envidia de los palcos. Ironías.
Así que como experiencia muy bien, pero como ya he dicho es un fútbol diferente. Para mí disfrutar del Pucela en Zorrilla es llegar pronto y comprar gominolas en los puestos antes de entrar, ir bien abrigadita, con playeros y bocata para el descanso, luciendo el forro polar que trajeron los Reyes, aprovechar la bufanda blanquivioleta, ponerme los cascos de la radio y fiarme (o no) del árbitro, comentar con el de al lado y si llega el caso, celebrar con él los goles y, sobre todo, animar, aplaudir, levantarme y gritar ¡Aúpa Pucela!