NO NOS PONGAMOS NERVIOSOS

Alejandro Fernández | Becario en Madrid
1 de Diciembre de 2010

Catorce jornadas ha durado Antonio Gómez en el banquillo del Real Valladolid. Casi cinco meses en los que ha conseguido que la afición blanquivioleta pasara de la alegría y la ilusión, a la decepción. De un sueño dulce, a una pesadilla. De creer en el ascenso, a crear una opinión contraria a la consecución del objetivo.


También el presidente, Carlos Suárez, ha cambiado de opinión. Y para mí lo ha hecho muy rápido, se ha precipitado y no ha dado la continuidad suficiente al proyecto del entrenador madrileño. Se ha puesto demasiado nervioso cuando el equipo está tan sólo a seis puntos del ascenso directo y en posiciones de promoción. Vale que la imagen del equipo, sobre todo fuera deL José Zorrilla, no ha sido del todo buena. En ocasiones desastrosa. Pero hacía mucho tiempo que no veía partidos tan buenos como los que ha jugado este año el Real Valladolid, como los de principio de la temporada.


Un equipo en construcción necesita tiempo para rodar. Sin embargo, los nervios aparecen muy temprano. La gente y los directivos (que a fin de cuentas, son los que mandan) no entienden que después de catorce jornadas el equipo haga partidos como el último ante el Cartagena. Y no hay segundas oportunidades. Las cosas no van como uno se imagina y lo más fácil es dar carpetazo y tirar abajo parte del proyecto iniciado a principio de temporada, antes que soportar la lluvia de críticas que vienen de todas direcciones.


La verdad que cuando fui por primera vez a una rueda de prensa de Antonio Gómez creí que iba a triunfar en Valladolid. Pensé que sería el entrenador que llevaría al equipo a primera división. Y lo seguía pensando cuando empezó la temporada embalado hacia la primera posición. Las cosas se torcieron y se le ha hecho ceniza muy pronto. Un equipo nuevo y con ideas de juego totalmente nuevas con respecto al año del descenso, necesita continuidad para que la nueva disciplina haga efecto.


Ahora llegará otro entrenador con su sistema de juego, sus automatismos y sus ideas y los jugadores tendrán que adaptarse a la velocidad del rayo. Si no, las cosas van a ir mucho peor de lo que podían haber ido hasta ahora. Y ahí está el peligro, que los nervios se vuelvan a apoderar del presidente y se entre en un baile de salida y entrada de entrenadores que no haga más que prolongar el calvario y el castigo de la segunda división.


Y en cuanto a entrenadores, me ha sorprendido muy mucho que suene el nombre de Mendilíbar. No me lo esperaba. No hace tanto que lo echaron, estando el equipo en primera, y ahora lo quieren para segunda. No se si sería lo más apropiado, lo único que se es que el que llegue lo tendría que hacer para toda la temporada, que le den la oportunidad de demostrar que puede competir con el equipo para conseguir el objetivo del ascenso y, sobre todo, le den continuidad. Con todo el respeto, que no pongan “un Onésimo” para que un mes después lo echen y traigan “un Clemente”. Que traigan al segundo directamente.


Y desde mi humilde punto de vista, y como tal, criticable, el Pipo Gorosito tendría que ser el que se sentara en el banquillo. El año pasado lo hizo muy bien con el Xerez y creo que tiene madera para llevar al equipo a donde todos queremos que esté. Pero sobre todo, habrá que dejarle trabajar tranquilo.


Así que no nos pongamos nerviosos y dejemos trabajar al equipo y al nuevo entrenador (llegue quien llegue), porque estoy muy seguro que ellos desean con todas sus fuerzas devolver a este equipo al lugar del que nunca debió salir: la primera división.