MUCHO MÁS QUE UN SENTIMIENTO
No creo que aún haya superado el palo anímico que me supuso el descenso de categoría del Cuatro Rayas Valladolid que se produjo el pasado domingo. Esa tarde me sorprendí al verme llorar como un niño pequeño al final del partido del BM Valladolid. Por las imágenes que he visto, yo no fui el único al que se le saltaron las lágrimas. Probablemente, todos sabíamos lo que iba a suceder, pero hasta que no se materializa no eres realmente consciente de la realidad. Y mucho más cuando sabes que en estos momentos un descenso implica casi con total seguridad la desaparición del club de tus amores.
No sé dónde he leído a un aficionado del club que nos quedaríamos con los recuerdos, aunque precisamente eso, aunque son recuerdos imborrables, en estas circunstancias es lo que más te duele.
Algún buen amigo me quería dar un protagonismo que no me merezco. La historia de este club se ha realizado gracias a muchas de las personas que el domingo derramamos lágrimas, bien de forma física o bien aquellas personas que fueron capaces de contenerse a pesar del dolor que sentían. Lo que tengo muy claro es que ninguno de los aficionados, ni de los jugadores, ni del cuerpo técnico, tienen la más mínima culpa de lo sucedido.
Sin nombrarlos, todos tenemos en la cabeza a los responsables que han motivado esta situación, y que como he oído decir a otro conocido, ellos probablemente no han derramado ni una sola lágrima. También he escuchado, cosa que me cuesta creer, que el presidente no bajó al vestuario al finalizar el encuentro. Si esto no es así le ruego que me perdone, pero si realmente es cierto no tengo palabras para explicar mi total desprecio.
Probablemente, toda la mala suerte se ha unido, porque en la historia de la Asobal muy pocas veces un equipo ha perdido la categoría con 22 puntos. Vamos, que creo que una plantilla que apenas ha cobrado y que se ha dejado la piel en cada uno de los partidos no tiene la culpa de un final así.
Yo tardo mucho en escribir, y mientras redacto la columna las lágrimas vuelven a aflorar, por lo que no creo que mi escrito en este momento sea demasiado bueno, por lo que tengo que pedir perdón, a Valladoliddeporte en primer lugar, y también a todas aquellas personas que estén leyendo estas líneas.
Como digo en el título, el BM Valladolid para mí ha sido más que un sentimiento, incluso me atrevería a decir que en varias ocasiones lo he considerado como una forma de vida. En una ocasión dije que el espíritu de lucha de los jugadores que han jugado en este club (y no nombro a ninguno por temor a olvidarme de alguno de ellos) me había ayudado a superar mi discapacidad; muchas personas lo pusieron en duda, pero solamente yo sé que esa afirmación es completamente cierta.
Sin duda alguna, lo que siempre va a sobrevivir a todas las circunstancias es la amistad, no solo entre la afición vallisoletana con amigos que afortunadamente perdurarán toda una vida, sino también en Pamplona, en Vigo, en Ciudad Real, incluso en Aranda, cuyos aficionados poca culpa tienen de la nula profesionalidad de los jugadores de su equipo.
Tampoco me puedo olvidar de las copas conseguidas por el club, pues esas hazañas casi hacen que en varias ocasiones estuviese a punto de caerme de la silla de ruedas, aunque la consecución de la Recopa de Europa, así como haber sido uno de los equipos punteros de la Asobal, incluso jugando la Champions League, sin darnos cuenta de que estábamos viviendo por encima de nuestras posibilidades, muy probablemente haya influido en este desastre final.
No sé si la plataforma SOS BALONMANO VALLADOLID va a seguir activa, pero si la deuda del club incumbe a la plantilla, me gustaría que se siguiese con esta iniciativa.
Para el deporte vallisoletano este año ha sido desastroso para los equipos que se han valorado más, pues aparte del BM Valladolid, también han descendido el Real Valladolid en fútbol, y nuestro club de baloncesto, aunque este equipo que mantuvo la plaza ACB gracias a las gestiones del alcalde, era bastante lógico, pues el proyecto estaba sujetado con pinzas.
Afortunadamente, los amantes al balonmano podremos seguir disfrutando de nuestro deporte gracias a las chicas del BM Aula Cultural. Supongo que aparte de las personas que ya habíamos pensado en hacernos abonados de este club, como se ha producido el descenso y la casi segura desaparición del BM Valladolid, habrá personas que no desaprovechen la oportunidad de abonarse a este club. En cualquier caso, espero que el objetivo marcado de llegar a los 600 socios se cumpla, y me gustaría muchísimo que se encontrase un patrocinador gracias al cual estas chicas que militan en la máxima división del balonmano femenino no tengan que realizar sus desplazamientos pagándose ellas mismas los bocadillos. No olvidemos que la mayoría de los equipos contra los que se enfrentan, están formado por jugadoras profesionales, así que no estaría de más que entrase un patrocinador fuerte económicamente, al menos lo suficiente para que el club pueda fichar algo, y para que la plantilla cobre una cantidad de dinero. Digamos, que se dé un paso hacia el semiprofesionalismo.
Otros deportes pequeños, aquellos que apenas obtienen ayudas, son los que han salvado el desastroso año deportivo vallisoletano. El baloncesto en silla de ruedas (Fundación Grupo Norte), el CPLV con su hockey de patines en línea, y por supuesto la supremacía del rugby vallisoletano, cuyos dos equipos se enfrentan el próximo domingo en los campos de Pepe Rojo en una final que decidirá el título de la liga. Lamentablemente, yo no podré asistir al no estar en Valladolid ese día.
Parece que ya me he ido calmando algo en relación con lo que ocurrió el domingo pasado, aunque nunca jamás, nadie me hará olvidar mi BM Valladolid. Tal vez todo lo sucedido sirva para sanear económicamente el club y empezar desde cero. En ese caso, no tengáis ninguna duda de que estaré esperando.
ADIÓS CON EL CORAZÓN QUE CON EL ALMA NO PUEDO! ! !