MÁS QUE UN JUEGO

Sara García | Periodista
14 de Mayo de 2012

Debido a un evento familiar, estuve desconectada del mundo deportivo y de las redes sociales durante todo el domingo. Llegamos a casa a tiempo de ver la repetición de la carrera y ver quedar segundo a Alonso, enterarme de que Federer había ganado en Madrid y mi querido Nadal pasaba a ser tercero y ver el final de los partidos de Primera División. Por cierto, ¡qué pronto acaba la Liga o qué larga se nos hace la Segunda División! ¡Todavía nos quedan 5 finales de infarto para subir! y no te quiero contar nada si tenemos que jugar los play off, que el calor de junio nos atonta...


Bueno, que me voy del tema, quería contar cómo viví ese carrusel de partidos -qué grande la radio para estos días, no al fútbol sin radio-, con la clasificación en la esquina derecha de la pantalla indicando en todo momento quién descendía a los infiernos. Ahora uno, ahora otro... lo señalaban en rojo para los que no nos sabemos las quinielas de memoria pudiéramos enterarnos. Digo quinielas a esa montaña rusa de si no se quién marca, baja fulanito, pero si empata menganito, desciende el otro...que yo siempre me he vuelto loca con eso y está muy bien que te vayan diciendo cada segundo quién es el afectado. Y digo bien cada segundo porque eso es lo que viví, cómo en un segundo un gol te cambia la vida, para bien y para mal.


Y mientras veía cómo ya no era importante el Rayo-Granada y toda la atención se centraba en el Villarreal-Atlético de Madrid me vi hace tres años con mi marido y mi amiga Nuria viendo un agónico Betis-Valladolid, que no iba a ser agónico y el carrusel de resultados del que hablaba antes hizo que hasta hoy haya sido el peor partido de mi vida (y también el de mi amigo David, que allá que se fue a sufrir en directo).


De repente, se dieron todos esos marcadores que una semana atrás los entendidos decían que eran imposibles y la victoria del Sporting hizo que pasáramos una media hora de infarto. Jugarse la permanencia en una agónica última jornada es lo peor para los sufridos seguidores, que siempre pienso que pocos infartos ocurren ese día para las emociones tan fuertes que hay en juego. Nos salvamos, pero nos tocó descender la siguiente temporada, pero ya llevábamos toda la primera vuelta del campeonato en la parte baja de la clasificación y la última jornada era en Barcelona, y la verdad es que aquel día no sufrimos, asumimos el descenso como una crónica ya anunciada.


Pero lo que quiero destacar es esas caras de los aficionados del Villarreal que son la viva imagen de "no me lo puedo creer", "esto no puede ser", que no lloran porque todavía no lo han asumido, esa congoja interior, y ese pensar lo que se viene encima para la siguiente temporada, que la verdad es que se pasa tan mal que no se lo deseas a nadie (he de pedir perdón porque este año no me ha importado mucho que descendieran Sporting y Racing). Esa misma cara se me quedó también año pasado ante el Elche en los 'play off' (creo que mi segundo peor partido...).


Desde aquí ese ánimo sincero para ellos, porque si no lo has pasado, no sabes lo malo que es, para el club, jugadores, trabajadores, medios de comunicación, hostelería... y muuuucha gente alrededor de este mundo del fútbol, toda una ciudad entera. Que sí, que piensas que esto es un juego, es deporte y ya, unos ganan y otros pierden, hay cosas peores en la vida, la verdad... etc etc.. pero qué tendrá el fútbol que levanta esas pasiones, buenas y malas, que las lleva al extremo, y al final hace que todo sea más que un juego. Por eso, recupero aquel lema de antaño que me gustaba mucho y que lo dice todo: "Una ciudad entera por un equipo de Primera". #aquesubimos #SomosValladolid.