El esgrima tuvo su homenaje
El esgrima tuvo su homenaje

LA PACIENCIA, LA MADRE DE LA CIENCIA

David de la Fuente | Diario de un aficionado
3 de Febrero de 2015
Esto es Valladolid y nos gusta que sea así: Frío, mucho frío en la cara, en las manos, en  las orejas, en las piernas, en los pies. . .  y es que somos castellanos de pura cepa. Hombres y  mujeres curtidos por el clima, curtidos por las adversidades y curtidos por el sufrimiento, porque si no sufriéramos no seríamos de Valladolid. ¿Qué nos habíamos pensado, que íbamos a marcar 7 ó 5 goles cada partido? Pues no. Unas veces la gozamos y disfrutamos, y otras (las más) pues sufrimos hasta el final.


Y ayer sufrimos como nunca un tostón de partido, que si este partido se soluciona con un golito pues te vas tan contento a casa, pero como acabó con un insulso 0-0 encima de aburrido no ganas; y es que como digo siempre, solo se divierte el que gana. Vamos a imaginar. . . mmmm, el gol de Óscar que no entró, el gol bien anulado a Marc Valiente. . . suficiente, tres puntos, segundos en la clasificación y a dormir bien. Ayer no pude casi ni dormir porque me dolían los pies del frío y solo pensaba en eso, en el frío. Si al menos hubiéramos ganado tendría otras cosas en qué pensar.


Pero a lo hecho pecho, y si no hemos ganado ya ganaremos, o no. Porque ya veremos dijo una vez un ciego y nunca vio. Vamos, que no se puede permitir perder puntos contra el Llagostera, contra el Lugo o la semana que viene contra el Racing. Son puntos perdidos que no te dan un ascenso pero que sí te lo quitan.


Casi no comentamos los pocos que acudimos al estadio el partido porque estábamos tan embozados en nuestras bufandas, bragas del cuello y gorros que sacar la boca por encima para articular palabra era congelación de un labio seguro. Es más, incluso mi compañero de fila que siempre fuma 4 ó 5 cigarros de liar cada partido ayer no sacaba las manos de los guantes ni para coger el papelillo. No comentamos la titularidad de Omar, que solo con mirarnos y un pequeño arqueo de cejas se notó nuestra sorpresa; no comentamos la suplencia de Álvaro Rubio; solo al final hicimos gestos de desaprobación como diciendo “a ver si la próxima”.


Y la próxima es en Santander, que aunque hemos tenido un traspiés no debemos dejar de pensar que estamos a solo dos puntos del ascenso y a cuatro del líder. El que quiera ver subir al Pucela como el año de Mendilíbar se ha equivocado de equipo. Eso solo pasa como el cometa Halley, cada 76 ó 77 años. Nosotros somos la afición del Pucela, la que nunca falta a Zorrilla, los casi 9.000 que vamos al estadio nieve, llueva, haga calor o una suave brisa, y sabemos lo que tenemos, que tenemos que sufrir y así lo haremos hasta el final. Como al final cuando estábamos achuchando y como por generación espontánea cantamos nuestro ¡vamos mi Pucela, vamos campeón! Para dar aliento final al equipo. Pero no pudo ser.


Lo dicho, la semana que viene en El Sardinero (está bien eso de visitar un estadio y saberse el nombre) recuperamos los tres puntos, esperamos que pinche cualquiera y suma y sigue, que solo llevamos un partido de la segunda vuelta y faltan otros dieciocho ¡pffff, qué largo se nos va a hacer!


Pidamos un poquito de paciencia por favor, que falta nos va a hacer y es que la paciencia es la madre de la ciencia, y el que no se ponga nervioso tiene mucho ganado. Aprendamos de lo de ayer


¡Aúpa Pucela, aúpa afición!