LA DANZA DEL DOPAJE

Sara García | Cuidando el lenguaje
11 de Febrero de 2012

En tiempos de guiñoles franceses, orgullo patrio por nuestros deportistas y sanción a Contador por 0,5 picogramos de clembuterol (¡lo que hemos aprendido!, ¿a qué antes no habíamos oído hablar de esto?), vamos  hablar con propiedad. La palabra correcta en español es dopar o dopaje, ni doping ni antidoping. Es más, no se sabe ni siquiera el origen de la palabra.

Se ha propuesto como derivado de la palabra inglesa "dope" que originalmente significaba pasta o grasa usada como lubricante; la Enciclopedia Británica la atribuye a la voz flamenca "doop", que significa mezcla; en la actualidad hay tendencia a relacionarla con el aminoácido DOPA o la dopamina. También se comenta que proviene del término surafricano "dope", que era una bebida alcohólica que se usaba para poder realizar correctamente unas danzas ceremoniales.

La Real Academia de la Lengua define el dopaje en términos médicos y deportivos como el hecho de dopar (del ingl. to dope, drogar), administrar fármacos o sustancias estimulantes para potenciar artificialmente el rendimiento del organismo con fines competitivos.

De hecho, la Agencia Mundial Antidopaje lo define como la presencia de una sustancia prohibida, sus metabolitos o marcadores, en el cuerpo de un atleta, la posesión de ellas, la compraventa, incluso no estar disponible para las pruebas fuera de competición, no presentar los papeles debidos, o no indicar dónde se encuentra en todo momento (en tres ocasiones a lo largo de 18 meses) e intentar administrar sustancias o métodos prohibidos a un atleta, o ayudar, alentar, asistir, encubrir o entrar en cualquier tipo de complicidad que involucre una violación o intento de violación de una regla antidopaje. Lo digo porque es curioso que la Agencia Mundial Antidopaje se refiere al vocablo en castellano. Aunque también es cuanto menos curioso que se considere dopaje "no indicar dónde se encuentra en todo momento", me suena a persecución de paparazzi, pero creo que lo tienen fácil en un momento en el que casi todos los deportistas nos cuentan via twitter sus hazañas...

Y en medio de todo esta maraña de definiciones, vuelvo a escuchar la rueda de prensa de Alberto Contador, y aunque no pronuncia las palabras ni doping ni dopaje en ningún momento sí conjuga el verbo: "No me he dopado y pienso seguir compitiendo de una forma limpia". Alto y claro.

No sé por qué sin embargo los controles sí se les denomina "antidoping" en su versión más inglesa. Y una pregunta que me hago es, por qué siguiendo las reglas de la gramática inglesa, no se dobla la última consonante al poner el gerundio, como en running o swimming. No se dobla en "dopping". Podría ser porque de verdad viniera de la palabra "doop"...

Ya que no se sabe si el origen es una pasta o grasa lubricante, una mezcla o una bebida alcohólica para danzas ceremoriales, no me parece de buen gusto que un guiñol diga que proviene de la sangre que tiene uno en el frigorífico, de las donaciones para ganar el Tour o de la gasolina del coche de Nadal. Nosotros sí hemos danzado de alegría en las ceremonias de entregas de triunfos de nuestros mejores deportistas... españoles.