HOLA... Y GRACIAS

Sara García | Cuidando el lenguaje
10 de Noviembre de 2011
No quisiera que esta columna pareciera una historieta del abuelo
cebolleta en la que cualquier tiempo pasado fue mejor, pero en tema de normas de
educación creo que hemos llegado a un punto en el que los niños de ahora no van
a saber el significado de las palabras gracias y por favor.

Antes había unas
normas básicas que te las enseñaban en una asignatura del cole que se llamaba
"urbanidad", que iban desde saludar y despedirse siempre, ser agradecido,
devolver los favores, pedir las cosas por favor, no interrumpir las
conversaciones, sonreir y mostrar amabilidad, pedir perdón, no hacer burla, no
escupir ni mascar chicle o ser puntual, hasta no llamar por teléfono antes de
las 9 de la mañana ni después de las 9 de la noche. Entiendo que esta última ha
quedado desterrada, más ahora con las nuevas tecnologías, pero hay otras muchas
que deberían seguir presentes y se han olvidado por completo.

Todos tenemos
la culpa, pero como estamos en una web de deportes, la mayoría de nuestros
deportistas dista mucho de ser un modelo de educación. Mascan chicle mientras
hace declaraciones a los periodistas, no se despiden si vienen de perder un
partido y salen del estadio como alma que les lleva el diablo, ¿¡y qué decir de
los escupitajos que echan en el campo?!

No podremos contar cuántas veces
hemos visto a jugadores haciendo feos gestos a los periodistas, malas
contestaciones, no saludar, palabras malsonantes, sin pensar que como ellos
suelen decir en bonitos anuncios de televisión que son un modelo para los
pequeños aficionados que les siguen a donde vayan y lo que es peor, les imitan
como a buenos ídolos.

Otro tema son los móviles que tan pronto suenan en el
cine como en un funeral o, como en el tema que nos atañe, en medio de una rueda
de prensa. Tan culpables son los entrenadores que no apagan los teléfonos al
empezar, como los jugadores y periodistas, por supuesto, que hasta osan
contestar el teléfono mientras el protagonista sigue hablando.

La puntualidad
tampoco se estila ultimamente, llegan tarde a una entrevista y pocos son los que
dan una excusa al llegar. Pero he empezado la columna con dos palabras que
parecen desterradas del diccionario. Ahora se piden los favores como si fueran
una obligación, con exigencias, y cuando se hacen, no se recibe ni una triste
palabra de agradecimiento por la otra parte. Y en la era de las tecnologías, el
mail, el móvil, el iPad, el iPhone...¿tanto cuesta contestar un correo o un
mensaje? ¿No se puede dar como mínimo a la confirmación de lectura de un
mail?

Mucho se habla de los valores del deporte, de fomentar su práctica en
los niños porque reporta no solo beneficios para la salud, sino que comprendan
el significado de trabajar en equipo, el respeto al rival, que aprendan
disciplina y sacrificio, y resulta que nos olvidamos de algo tan fácil y
sencillo como decir hola, adiós, gracias y por
favor.