¡GRACIAS EQUIPO!
El Blancos de Rueda Valladolid obró el milagro de permanecer un año más en la ACB, gracias a la entrega, sacrificio, lucha, garra, casta y coraje, que han tenido todos los jugadores y cuerpo técnico, con Roberto González a la cabeza.
Un equipo del que cabe recordar que se materializó a marchas forzadas. Los primeros fichajes, David Navarro y Antonio Izquierdo, se hicieron a falta de un mes para que comenzara el campeonato. Después llegaron Cizauskas, Mohammed y O´Leary. Más tarde, Grimau y Edu Ruiz. En la última semana antes de que arrancar la liga se trajeron a tres, Sinanovic, Renfroe y Hunter. Y antes de estos, Tripkovic. Todos con el objetivo común de completar una plantilla con garantías e intentar no pasar tantos apuros como ocurrió el año pasado.
Y a las primeras de cambio llegó la primera bomba. Se ganó en Barcelona dando toda una lección de juego y de humildad. A partir de ahí, poco a poco, se consiguieron las 12 victorias, que se tiene en estos momentos.
Pero la temporada ha sido muy dura. Roberto González se puso manos a la obra cuando casi nadie creía en él. El técnico vallisoletano, con mucho trabajo, ha conseguido crear un equipo, a pesar de todas las adversidades e inconvenientes que se han producido a lo largo de todo el año. Primero, los problemas económicos del club, que obligaron a que muchos jugadores tuvieran que irse del equipo. La primera salida fue Tripkovic, pero después los dos americanos, Renfroe y Hunter, además de las visitas relámpago de Patrick Ewing Junior y Edgar Sosa.
Roberto González ha tenido que ejercer de psicólogo en muchos momentos para aislar a unos jugadores de lo extradeportivo y de las continuas noticias que salían desde el club. El técnico vallisoletano ha demostrado de sobra que tiene una gran capacidad para dirigir a un equipo de la ACB. Se lo ha ganado a pulso tras una temporada brillante en lo deportivo.
Ahora todos los jugadores acaban contrato, incluido el gran capitán, Nacho Martín. Es época de reconstruir un equipo y de que la directiva intente que se queden la mayoría de los integrantes de esta plantilla, que han muerto por unos colores, el morado y amarillo. Han dado una lección, en todos los sentidos y han vuelto a ilusionar a una afición. Por eso y por todo su esfuerzo en la cancha, ¡Gracias Equipo!