ESPECTÁCULO, 1 - FÚTBOL, 0

Natalia Ayala | Periodista
12 de Junio de 2010

Creí que el partido me lo daría todo, que no había nada igualable a un encuentro inaugural del Mundial... Me equivoqué. El fútbol del Sudáfrica - México fue lo de menos. La anfitriona de Parreira y la tricolor de Aguirre nos ofrecieron muy poca cosa a los amantes del fútbol, pero los dos últimos días han sido un sueño.


El sueño del que habló Desmond Tutu en el concierto inaugural. El Nobel de la Paz apareció en el Orlando Stadium de Soweto  y el estadio se vino abajo…. “Tengo un sueño y quiero que me despierten”. El líder sudafricano quería comprobar que su país, su continente, el africano, podía demostrar al mundo que estaba preparado para organizar un gran campeonato, una fiesta del fútbol que uniese a distinto pueblos, a diferentes razas en un solo ritmo, el del deporte y la educación para todos.


Yo también estoy soñando, pero no quiero que me despierten. Un terreno de juego repleto de gente bailando al ritmo de jazz, siguiendo el son de los tambores, saltando con el último éxito de los Black Eyed Peas, escuchando la presentación de Yerbatero, el nuevo single del colombiano Juanes y moviendo las caderas junto a Shakira y su Waka Waka han superado, de momento, al juego ofrecido en el Sudáfrica-México y en el Uruguay - Francia.


El colorido del Soccer City por fuera y de los aficionados de los Bafana Bafana dentro, los espectáculos tribales de la ceremonia de inauguración y el recuerdo emocionado a Madiva -como aquí conocen a Nelson Mandela- ganan, de momento, de largo a lo que el fútbol me ha regalado en este Mundial. Ya llegarán los partidos de España.