EN QUÉ PIENSO CUANDO ENTRENO
6:00 horas de la mañana: Preparado para el entreno diario, saco a mi perro Coke a pasear, tomo mi primer café del día y la jornada empieza con mi carrera diaria. Mi mente empieza a cavilar, hoy voy a correr más rápido, en el trabajo tengo que exprimirme lo más rápido posible por acabar pronto y llegar a la segunda sesión de entreno con el descanso apropiado y con ganas de realizarlo.
Mientras estoy en la carrera pienso en la competición más próxima. ¡Voy a comérmelos!. Me viene a la cabeza. ¡¡Qué desayuno me voy a pegar cuando llegue!!, ¡¡qué frío hace!!, menos mal que estoy acabando la temporada y me quedan pocos días. Eso sí, cuando vuelva a empezar mis entrenos será diciembre y ¡¡que frio volveré a pasar!!
12:30 horas: Mi segunda sesión del día empieza después de un pequeño descanso. Llega la natación, esa modalidad que tantos son los que aman como los que odian. Al cuerpo humano le cuesta adaptarse al entorno acuático y si no lo has mascado desde pequeño, se te atraganta.
Al inicio de cada entreno siempre se piensa lo anterior, pero a medida que transcurre el entreno uno dice ¡qué bien me encuentro!, ¡cómo me deslizo entre serie y serie!. Y así uno llega a asegurar, ya estoy medio acabando, vamos que falta poquito para completar los 4.500 metros y pensando ya que sólo me falta la tercera sesión. ¡¡Qué agusto!! Por hoy terminaré, siempre dándome ánimos para que se haga lo más corto posible. ¿Corto?, si lo que me gusta es sufrir y entrenar. Pero es bueno que se haga corto.
18:30 horas: Mi tercera y última sesión, la bicicleta. Como en estas fechas los días son cortos y anochece demasiado pronto, por ser hoy hare rodillo (bicicleta estática, adaptada al ciclismo). Voy a hacer unas series cortas pero con intensidad para que me cunda el entreno, y poner el corazón a toda máquina.
¡Me quedaré como un reloj al final del entreno! Empezamos a pedalear, se nota el esfuerzo realizado durante el día, 10 segundos de pedaleo y pican las piernas, hasta que al llegar el primer minuto se olvida todo y ¡a darle caña al cuerpo!.
Primeras series sin problema y pienso ¡mañana más y mejor!. Voy como una moto, pero llegan las series intermedias y las piernas se resienten. ¿Me habré pasado entrenando hoy? Es lo que me ha mandado el entrenador, ¡adelante! Ultimas series, las piernas fatigadas y la mente puesta en acabar cuanto antes. Mañana lo haré todo más suave, hoy me he castigado mucho (ja, ja, ja) terminado el entreno.
Mañana será otro día, con similares pensamientos, distintas motivaciones, entrenamientos con distintos ritmos, pero en consecuencia, nos gusta sufrir, competir y, sobre todo, hacer deporte. El que sea.