EL INOCENTE CONDENADO

Iñigo Torres | Periodista Radio Nacional
1 de Octubre de 2010

Todos nos hemos equivocado, yo el primero. Hemos querido dar una lectura local al polémico caso de Alberto Contador y hemos convertido, con o sin querer, a un inocente en casi culpable. El ciclista madrileño desveló el nombre de José Luis López Cerrón como parte importante de una trama, que para unos será una burda mentira y para otros la realidad de lo ocurrido, y desvió la atención de los aficionados.


Nada más oir su nombre los teléfonos comenzaron a echar humo entre los periodistas. Los medios de Madrid, que habitualmente no saben qué hay más allá del túnel de Guadarrama, querían a toda costa hablar con "el hombre del solomillo". Los medios vallisoletanos, habituados a ser el segundo o tercer plato de los informativos nacionales, nos vimos recogiendo el Premio Pulitzer con la entrevista deseada. Durante todo el día perseguimos al director de la Vuelta a Castilla y León (flaco favor para la publicidad de la ronda regional) para oir de su boca algo diferente y espectacular que explicara el positivo de Contador.


López Cerrón, con santa paciencia, atendió a todos. Al primero pasadas las doce del mediodía y al último, al filo de la una de la madrugada. Cada vez que hablaba su tono era más triste y, cada minuto que pasaba, su sensación de culpabilidad aumentaba. De hecho, he llegado a leer de su boca "la próxima vez no compro ni una botella de agua", y creo que se quedó corto.


Ahora, con el paso de las horas, me dio cuenta que nos hemos equivocado. Dando por buena la versión de Contador, la noticia no era el trayecto que hizo el ex ciclista, ex corredor y amigo de Alberto (que no director de la Vuelta Regional), con el solomillo comprado en Irún sino la carniceria que vende carne en mal estado, el matadero que descuartiza una vaca en mal estado o el ganadero que trabaja con un animal en mal estado.


López Cerrón sí cometió un error, repetir en todas sus declaraciones que no recordaba el sitio donde compró la carne. A partir de ese momento, él pasó de ser el testigo a ser el cómplice del delito. Paso de inocente a casi culpable, ya que en sus manos tuvo el trozo de carne que puede arruinar la carrera deportiva de uno de los mejores ciclistas de todos los tiempos.


Me da pena López Cerrón, creo que no hemos sido justos con él y sólo espero que, si finalmente el asunto acaba bien para el ganador del Tour de Francia, diga alto y claro (como lo hizo este jueves) que "el director de la Vuelta a Castilla y León" también es culpable de ese éxito. Y si la cosa no acaba bien, no condenen al vallisoletano, busquen al carnicero, al ganadero o al cocinero que también tuvieron en sus manos ese dichoso solomillo.