EL ABUELO CEBOLLETA

Sara García | Cuidando el lenguaje
4 de Marzo de 2011

Un periódico escribe: "El guardameta se dirigió al árbitro al acabar el encuentro porque no estaba de acuerdo con lo que marcaba el electrónico. El meta madridista fue el motor del equipo que se enfrentaba a la Cultu".
Y otro: "El cancerbero fue hacia el colegiado al terminar el partido porque discrepaba con el marcador. El portero blanco había sido la piedra angular del conjunto que jugó contra la Cultural Leonesa".
Ambos párrafos dicen lo mismo porque el lenguaje deportivo, que siempre critico tanto en esta columna, es muy rico en sinónimos y también en otras figuras literarias.
Por ejemplo, la elipsis, que consiste en omitir una o más palabras, necesarias para la recta construcción gramatical, pero no para que resulte claro el sentido. Todos entendemos frases como "vio la roja", sin tener que explicar que es una tarjeta o "el luminoso" para referirse al marcador. Y es que los periodistas deportivos tienden a omitir muchas palabras en sus discursos, quizás por la falta de tiempo y espacio. La 'Cultu' es uno más de los ejemplos de apócope (supresión de algún sonido al fin de un vocablo), como también lo son 'el Depor', 'el Compos' o 'la crono'.
Las siglas es otra forma de abreviar que también se utilizan muchísimo, hasta el punto de ya no tener ni que explicarlas. Todos hablamos de que el Blancos de Rueda es cuarto en la ACB, o que este fin de semana se juega una jornada más de la ASOBAL, los equipos que juegan por la UEFA o que la FIFA ha dicho no sé qué...
Otra figura que también abunda son las sinécdoques: tropo que consiste en extender, restringir o alterar de algún modo la significación de las palabras, para designar un todo con el nombre de una de sus partes, o viceversa; una cosa con el de la materia de que está formada... Un ejemplo de esto último es "el cuero se estrelló en la madera" cuando en realidad están hablando de materiales para designar el balón y la portería. Otras veces nombran la forma externa para definir el objeto: el esférico, el cuadrilátero... o el número de componentes: "el once inicial".
"Los rojillos saltaron al campo"; es muy común nombrar a los jugadores por el color de la camiseta del equipo (el azulgrana, los blancos, los blanquivioletas...) o por el lugar donde se sitúan: "el banquillo saltó con el último gol", "el vestuario está con el entrenador". Esto también se hace para referirse al público: "Las gradas forman un bonito mosaico" o usan el nombre del estadio: "El Nou Camp se hace oír", "Zorrilla aplaude a sus jugadores".
Creo que lo más importante de este lenguaje es el contexto, los periodistas juegan mucho con la connotación y los lectores/oyentes conocen muchos de los valores implícitos que llevan consigo estas crónicas. Normalmente saben mucho más de lo que simplemente están viendo en el campo, se saben las siglas y los sinónimos, conocen anécdotas, recuerdan otras temporadas, jugadores de hace tiempo... Son  como "el abuelo cebolleta", cariñosamente hablando, y eso les hace entender a la primera esta riqueza de figuras literarias.