COPA DE GARRAFÓN

Iñigo Torres | Periodista RNE
6 de Septiembre de 2012

Terminó la Copa Castilla y León y ganó el Mirandés. Hasta ahí todo normal. Ahora sólo espero y deseo que el conjunto rojillo sea el último ganador de una competición devaluada, falseada y maltratada por sus participantes.

Ver este miércoles a los jugadores en Valladolid B en Anduva me ha producido tristeza y en algunos momentos incluso vergüenza. No quiero decir con esto con el filial blanquivioleta no haya defendido esa camiseta con honor, pero creo que el Club ha despreciado una Copa hecha por y para ellos.

Cierto es que todo comenzó por una lamentable mala previsión de los organizadores. Una Copa que premia a los equipos de superior categoría -plantándoles en la ronda de cuartos por el artículo 33-, debería al menos preocuparse de saber cómo es la pretemporada de esos conjuntos. Y si no, en qué cabeza entra hacer jugar al Valladolid en Salamanca cuando los de Djukic están concentrados en Mondariz.

Ese despropósito hizo que el filial tuviera que sacar las castañas del fuego, y encima con el handicap de hacer hueco a los jugadores por entonces 'apartados'. Un marrón que los de Torres Gómez solventaron con victoria.

La historia se repitió en semifinales frente al Atlético Bembibre, aunque en esta ocasión al Valladolid simplmente no "le debió apetecer" ir al partido, aunque lo maquillara con un 'premio' para los chavales que habían logrado la clasificación. Un equipo de Tercera División que ya había tenido su Torneo Diputación y que se había librado de la primera ronda de esta Copa Regional por vestir con los colores blancos y violetas.

Y el cúmulo de despropósitos se completó este miércoles con una final puesta en la semana que no había liga en Primera, pero que tampoco debía ser del agrado de Djukic. No así de un Mirandés que sí jugará el sábado en la División de Plata, pero que no quiso enfadar a su afición y tuvo el gesto de honradez profesional de utilizar a suplentes y titulares en este encuentro.

Una acción que podía haber imitado el entrenador del primer equipo vallisoletano, quien por cierto había pedido un partido amistoso esta misma semana. Un encuentro televisado y frente a un rival regional de cierta entidad era una buena excusa para ver en acción a los Hernández, Sereno, Sastre, Bueno, Neira, Manucho y compañía, junto a los canteranos necesarios.

Ganó el Mirandés, cayó el Valladolid B pero sobre todo perdió el fútbol regional, que no está precisamente sobrado de buenas noticias.