50 ANIVERSARIO

Tito Candau | Presidente del Club El Salvador
18 de Octubre de 2010

Hace tres años, yendo en un tren desde Bristol a Cardiff para ver un Gales vs Australia de la última Copa del Mundo, el pasajero que iba enfrente de mí, al ver mi camiseta negra con el escudo de El Salvador, me hizo una seña de complicidad; en ese momento, me di cuenta que la fama del Chami definitivamente había traspasado fronteras, y éramos reconocidos hasta en el País de Gales…


Probablemente, ninguno de los que en 1960 crearon el club eran conscientes en ese momento de la transcendencia de lo que estaban haciendo, y la que nos estaban liando a muchos de los aquí presentes, y otros muchos más que hoy no nos pueden acompañar.


Me vais a perdonar el que os tutee a todos. Esto de hoy es como un partido de rugby, y ya sabéis que en nuestro deporte sólo se llama de usted al árbitro. Me van a perdonar  especialmente las autoridades que nos acompañan, a las que agradezco de forma muy especial su asistencia, porque sé que lo hacen de corazón, no obligados por el cargo. Gracias también, a la FER, Alfonso, sabes que en El Salvador te apreciamos y queremos, aunque a veces no lo parezca…


Tranquilos, no voy a mencionar hoy eso de que “el rugby es un deporte de villanos jugado por caballeros”, o lo de que “un equipo de rugby lo forman quince personas, unos son tal, otros cual…”. Parafraseando a un profesor de anatomía que para que nos diéramos cuenta del papel de la arteria aorta decía que “es la más importante del mundo”, yo simplemente voy a decir que el “rugby es el deporte más importante del mundo”. ¿Algún otro deporte permite que un gordito feo juegue al lado de uno alto y guaperas? ¿Y que ese alto y guaperas no hace nada si no es por el trabajo del gordito y feo? ¿Y un bajito dando órdenes y faltando a un tío de ciento treinta kilos, y que éste le obedezca? ¿En algún otro deporte de masas se pueden juntar las aficiones de los dos equipos bebiendo cerveza, sin que pase nada? ¿En qué deporte se hacen la foto los jugadores mirando de perfil y metiendo barriga?


El rugby es la cantera de la vida. Del Chami y de otros equipos de Valladolid han salido y salen profesores, obreros, médicos, empresarios de lencería, hosteleros, arquitectos, albañiles, parados, presidentes de clubs de baloncesto, legionarios, paracaidistas, militares, objetores, insumisos, gigolos, actores, periodistas, curas, pintores de brocha gorda y fina, jueces y fiscales, algún delincuente que otro, entrenadores, alcaldes de pueblos… Nos falta algún alcalde de capital y poco más, posiblemente algún obispo, y dado que tenemos políticos y curas, tiempo al tiempo… Tampoco, que yo sepa, tenemos banqueros, sí unos cuantos bancarios, pero ya sabemos que no es lo mismo, para nuestra desgracia y seguramente también la suya.


Decía que lo de hoy es como un partido de rugby. Jugamos en casa, en un buen terreno de juego, sin frío, ni barro, con prácticamente el equipo titular al completo, algún que otro lesionado, con muchos aficionados en la grada; no tenemos rival, así que la victoria está asegurada. Qué menos, a un club que celebra sus primeros cincuenta años de vida, que prepararle un partido en el que salga ganador seguro. Espero que con bonus, una de esas cosas que a los más mayores les parecerá algo extraño y a más de uno le cuesta entender; ensayos que valen cinco puntos, en vez de los ¿tres? o cuatro puntos de antes… Seguiremos haciendo el pasillo al acabar el partido, y tendremos un tercer tiempo como manda (¿o mandaba?) la tradición rugbística. Y en ese tercer tiempo, recordaremos batallitas de lo buenos que éramos antes, y que ahora no se sabe pasar el balón, y que las touches ya no se disputan… en fin.


Pero para llegar a este día, han pasado previamente otros 18250, sin contar los años bisiestos; y evidentemente, las cosas hace tiempo no eran como ahora.
¿Os imagináis entrenar en un patio de tierra, a veces cubierta por una laguna, otras lleno de charcos, normalmente duro como una piedra? ¿Y a Carlos Valdés tirándose al suelo a hacer una abierta? ¿Y esos balones que se iban redondeando a fuerza de usarlos, y que cuando se mojaban pesaban un montón y no había tres cuarto que los manejara (de los delanteros, no hablo, estaban a sus cosas)? Izquierdo tirando drops de portería a portería, y metiendo alguno que otro…a Jesús Carlos y Beade  pateando de puntera… anda que no hemos tenido que saltar la valla veces para recoger los balones…¿Y cambiarse de ropa en un gimnasio repleto de gente? De la ducha de después, ni hablamos. Algunos, ni de la ducha de antes. No doy nombres.


¿Os imagináis jugar partidos en ese patio, pero nada de tocatas, placando, y con árbitro y linieres? Recuerdo a Roberto Reyes placar a un contrario y levantarse sin ningún rasguño... Sí, sí, Reyes, el mismo que estos años no ha perdonado ni una lesión en los partidos de veteranos… eso pasa por jugar en hierba. ¿Y las líneas del campo, que no se borraban nunca, aunque diluviara? Es lo que tiene el ladrillo, gran material, al que hoy, injustamente, se le responsabiliza de todos los males que nos asolan…¿Y esas camisetas con cordones en el cuello? Curiosamente, no hay noticias de ningún estrangulado. Cuántas madres agradecidas por no tener que coser botones. Tengo grabada en la memoria la imagen de Jerrys con la camiseta de España, la amarilla con dos rayas rojas. Afortunadamente, en esa época no se llevaba lo de las camisetas ceñidas, más de un cuerpo nunca lo agradecerá lo suficiente.


Las Pistas de la Juventud acogían los partidos del equipo de los mayores (qué gran trabajo el de Vitines), y El Salvador era un referente nacional por lo bien que jugaba al rugby. Tan bien jugaban, que gracias a que muchos de ellos se fueron a Madrid y otras provincias, los clubes de esas ciudades nos ganaban. Lástima de derechos de formación, nos hubiéramos forrado…Tiempos difíciles para el Chami en esa época.
Luis Asúa se encargaba de reclutar en el Colegio a todo quisque que parecía coordinado y fuerte, con esa pregunta mítica “y tú, ¿por qué no juegas al rugby?” Luis, reconoce que de vez en cuando se te colaba algún pufo, pero como en rugby todos pueden jugar, no pasaba nada.


¿Qué me decís de las mañanas de los sábados en el Seminario? Esperando a que se presentara el equipo contrario, cosa que no era demasiado habitual… partidos contra Juan Ramos, Clouté, Mazariegos, Albillos, en benjamines (perdón, microalevines), alevines, infantiles, cadetes… estábamos condenados a odiarnos o a querernos eternamente… casi siempre les ganábamos. Normal, éramos del Chami.


¡Cuántos buenos jugadores tuvieron la mala suerte de coincidir en esa época difícil para el equipo senior! Jugadores que hoy en día serían titulares indiscutibles, y que por las circunstancias, tuvieron que mantener el tipo en campos de segunda categoría. Guillermo, Turrión, Coloma, Chuchi Campos, Buey, Hergueta, Baruque, Alfonso y Antonio, De la Llana, Tinico, Tano, Oscar Velasco, Reyes, Jacinto, y tantos otros… Va por vosotros, sin vuestra lealtad y amor al club no hubiéramos logrado nada después. Partidos en la finca del Lourdes, con barro desde noviembre a marzo, y cardos y piedras de abril a octubre. ¿Os acordáis cuando esperábamos a que llegara el camión cisterna a regar el campo?


Años después, tuvimos la gran suerte de que unos cuantos de otros clubes vinieran a jugar con nosotros. De su generosidad, de la de Ramón Monreal, Benjamin Niño, y muchos más, se consolidó un club más potente, que ponía los cimientos para afrontar los retos de finales del siglo XX. Pirulo, Javiolo, el Pera, Ramos, Hache, Cuadrado, Peñín, Gallego, Hansen, Teo, Del Canto…casi nada… Incluso conseguimos que Clouté dejara de patear con esa zurda que Dios le había dado (siendo estrictos, lo conseguimos cuando tuvo que dejar de jugar). Y logramos que Regino (junto con Puma, los mejores placadores que he conocido hasta la fecha), tuviera otra visión del rugby, y dejara de librar a gente de la mili. Ramiro nos regaló pinceladas de su clase, y nos dio una lección de humildad y señorío. Alfonso Enciso administraba con prudencia y sabiduría, Israel Gorostiza nos liberó del footing a Continente y las series en el patio del colegio y los Lavin, De la Llana, Cancho, Pepe, Juan Carlos y demás, lograron los títulos que el trabajo de todos los que crearon y sostuvieron el club en esos años grises se merecía. Aportaron su visión del rugby “profesional”, vinieron jugadores de fuera, algunos buenos y otros no tanto; jugadores de otros clubes españoles, que nos ayudaron a dar el salto de calidad necesario. Cada vez más gente se fue incorporando al club, en funciones variopintas como entrenadores, delegados, fisioterapeutas (¡gracias, Pimen!), utilleros, aguadores, directivos, sede social (¡gracias Pablo, gracias Charo!)…


Todos hemos crecido (incluso Abedul, aunque no os lo creais, no era así de pequeño), y nos hemos hecho mayores, excepto Pablo Moncada, que cada vez está más joven. Algunos hemos tenido la suerte de poder jugar hasta los treinta y tantos, otros lo dejaron antes por estudios, novias, no se si algún novio (en esas épocas, los armarios estaban cerrados a cal y canto), trabajo, y otros avatares. Hemos conocido épocas buenas, malas y regulares. Hemos ganado títulos, hemos perdido más veces que ganado, pero hoy celebramos cincuenta años. Algo habremos hecho bien, todos sin excepción. Y seguro que muchas cosas mal, especialmente los que después nos hemos dedicado a jugar a ser directivos.


Pero tenemos que cumplir al menos otros cincuenta años. Y para eso necesitamos el concurso de todos. Salvando malos entendidos, sabiendo que somos muy especiales y tenemos nuestras cosas, pero que todos llevamos al Chami en el corazón. Los tiempos que corren son difíciles, pero seguro que en los años sesenta y setenta eran mucho más complicados. Y aquí estamos, y no pensamos marcharnos…


Para los más jóvenes. Recordad siempre que estáis en un club creado por gente sencilla y humilde, y que la inmensa mayoría de los que han pasado por él, no han disfrutado de la gloria de la internacionalidad, el reconocimiento de la prensa, de la afición… Muy pocos son los que llegan a lo más alto, pero esos pocos no lo lograrían sin la ayuda de los demás. Y que tan importante es el jugador que marca muchos ensayos, como el que juega poco y lleva el agua a sus compañeros; o el que decide dedicar parte de su tiempo a enseñar a los más pequeños, o a colaborar como delegado, utilero… No lo olvidéis nunca, porque forma parte de la esencia del rugby.


Termino. Y no sería justo por mi parte terminar sin agradecer a la familia Enciso el regalo que nos hizo a todos creando el club. Podía haber sido de baloncesto. O de fútbol. O de balonmano. Pero no, fue de rugby y atletismo. Gente lista, estos Enciso. Y no sería justo si no reconociera la suerte que he tenido en estos años de poder presidir el que para mí es el mejor club de rugby de España. Gracias a todos mis amigos que me han acompañado y acompañan en estas tareas no siempre ingratas. Y no me olvido que si he sido jugador de rugby, ha sido porque mis padres decidieron que estudiáramos allí. En el colegio El Salvador. Es lo que tiene haber tenido unos padres inteligentes.


Por cierto, se me olvidaba. El galés que se fijó en mi camiseta con el escudo de El Salvador me dijo al llegar a Cardiff que no sabía que hubiera rugby en Centroamérica…Vamos, que se pensaba que el escudo era de la selección de El Salvador y no conocía al Chami. Qué sabrán de rugby estos galeses…


Muchas gracias y felicidades a todos por este cumpleaños.


* Texto que leyó Tito Cadau en el acto institucional del sábado 16 de octubre en el salón de actos del Museo de la Ciencia.