QUÉ PUEDO HACER
En un día como éste el cuerpo me pide sacar la guadaña y atizar a todo lo que esté relacionado con el Club Baloncesto Valladolid. Sin embargo, no sé por qué pero a medida que pasan las horas, tras conocerse la marcha de Hervé Touré, la cabeza me pide otra cosa. Por eso he decidido salirme del guión fácil y hacer un llamamiento a la unidad y al apoyo ciego al equipo de nuestra ciudad.
La situación no puede ser más complicada. Con un equipo último clasificado, a dos victorias de una hipotética salvación, con importantes retrasos en el pago de las nóminas y recién acabado un proceso concursal que no permite más errores en la gestión del Club, y ahora con jugadores que abandonan el proyecto como las ratas de un barco que comienza a hundirse.
En este panorama no quiero gastar un segundo en los que no están sino acordarme de los que siguen. Hoy sólo pienso en esos empleados de la entidad que trabajan desde hace tiempo por salarios ínfimos que además ni siquieran ven. También por ese presidente que decidió asumir las riendas de la nave, sin tener apenas idea de lo que era un club de baloncesto, y que derrocha toda la ilusión que puede.
Pero en especial me quiero acordar hoy de ese cuerpo técnico que se ha comido el 'sapo' de dirigir al equipo, entre otras cosas porque no había dinero para fichar a otro entrenador, y que no levanta la voz en medio de la tormenta. Y de esos jugadores que ven como la nave se hunde pero que ponen todo de su parte, sin recibir un euro por ello, para que por momentos algunos soñaramos con la campaña en Vitoria ante el Caja Laboral.
Sé que la ilusión es crítica pero recuerdo que hace unas semanas, cuando el Blancos de Rueda ganó en Santiago, un aficionado intentó agredir al presidente del Blusens y todo se tornaba negro para los gallegos. Ahora, mes y medio después, el rival directo ha sumado dos triunfos más que nosotros y está fuera de descenso. Un pequeño éxito basado en la unida, como lo hizo en su día Murcia o como lo reclama ahora Estudiantes para evitar el descalabro.
Por tanto, creo que ahora es el momento de apoyar a los que están. De acudir el sábado al Pisuerga y de animar al equipo en la enésima final ante el Lucentum. Que la afición lo haga así de aquí a que termine la temporada y si luego surge el milagro, que la espada de Damocles caiga con toda su fuerza en todos y cada uno de los culpables de esta situación. Yo, por si acaso, estaré el sábado a las 20:30 horas.