UNA COPA INOLVIDABLE
A pesar de no lograr el título de campeones, para muchas personas como yo, será casi imposible olvidar la última edición de la Copa del Rey disputada en Vigo.
Las dos Copas del Rey que posee nuestro club las seguí a través de la pequeña pantalla, y a pesar de que cuando se consiguió la victoria en la gran final, casi me caigo de la silla de ruedas, no se puedo comparar en absoluto con el hecho de haber podido disfrutar de esta Copa en directo.
Fuimos campeones durante dos partidos y medio, justo hasta que el cansancio físico hizo acto de presencia en una plantilla muy mermada por jugadores lesionados, otros renqueantes, e incluso algunos demasiado castigados por la gran cantidad de minutos disputados durante la temporada. Sin embargo, muchas somos los personas que nos sentimos tremendamente orgullosas de este equipo.
Todo el mundo que haya participado en algún deporte de competición sabe que el cansancio mucho tiene que ver con el estado de ánimo por el que se atraviesa (casi siempre dependiendo de un marcador favorable o en contra), y precisamente eso creo que fue determinante durante la segunda parte disputada contra el Renovalia Ciudad Real. Hasta entonces, el juego desplegado por el Cuatro Rayas BM Valladolid rozó la perfección, como demuestra el hecho de que el equipo contrario tardase casi siete minutos en anotar el primer tanto.
Pero la segunda parte fue muy diferente, y en cuanto el BM Ciudad Real cobró algún gol de ventaja, las piernas de nuestros jugadores se hicieron demasiado pesadas, y se produjo una hecatombe física. Casi toda la afición que soñamos durante muchos minutos en conseguir el campeonato, estábamos resignados pensando que el cansancio apareciese por el enorme esfuerzo físico realizado anteriormente.
La gran victoria conseguida en las semifinales ante el todopoderoso Barcelona Borges supuso en todos los seguidores de nuestro club un subidón de adrenalina que es demasiado complicado de explicar a personas que no estuvieron allí. La victoria en semis fue un climax que muchas personas no vamos a olvidar jamás.
De la afición vallisoletana qué decir. No me quedan calificativos tras lo que me consta que ya se dijo en la televisión y en algún medio de comunicación de Vigo. ¡Qué orgullo formar parte de la mejor afición de España. Es muy fuerte que escuches a seguidores del equipo campeón que tienen envidia de nuestra hinchada.
Creo que incluso, el comité organizador nos tendría que agradecer el colorido que dimos al evento, pues la asistencia de público al pabellón dejó mucho que desear. Nada que objetar al comportamiento de los vigueses, que como siempre se volcaron con nosotros en todos los aspectos, pero pienso que los dirigentes de nuestro deporte debían de haber vendido mejor el producto que supone una Copa del Rey en cualquier deporte.
Por último, no me quiero olvidar de todas aquellas personas que hacen sentirme realmente querido. Tengo la enorme suerte de haber conocido a toda esta gente a través del BM Valladolid, y aparte de sentirme orgulloso de nuestros jugadores en la cancha, un millón de gracias a todas las personas que logran hacer que mi estancia (y la de mi mujer) sea más agradable durante estos fatigosos desplazamientos.
En definitiva, que tanto plantilla como afición convierten a nuestro club en una familia de la que me siento muy orgulloso de formar parte. ¡¡¡Gracias por existir! ! !