PACIENCIA
Cuento número 10 (2T). No quiero loar a Messi ni deseo insultar a Ujfalusi. Como voy en dirección contraria al resto del mundo futbolístico, paso de Quique, del Atlético, Guardiola o el Barça. Paso. Lo dicho. No pienso tratar la caza del argentino, ni la locura transitoria de ese central checo con pinta de Tarzán de los monos. Hoy, me preocupo por aquellos cercanos a ocupar un sitio en la cola del INEM.
Pongo nombres. Antonio Álvarez, por ahora, entrenador del Sevilla. Un palo estirado. Un señor serio con pinta de profesor de matemáticas, de esos que obligaban a repetir una y otra vez la tabla de multiplicar. No sabe sonreír aunque, supongo, se habrá pagado, para disfrute de sus jugadores, unos cuantos rebujitos tras remontar al Málaga. Sin los goles de Álfaro y Cáceres, Antonio, querido, estarías camino de sellar tu tarjeta del paro.
José Antonio Camacho. El MACHO, aunque bien es cierto que a Osasuna le falta de todo excepto capacidad genital. No hay portero, falta defensa, el mediocampo ni fu ni fa y la delantera, para llorar. Y sin gol es física y metafísicamente imposible ganar un partido. Pachi Izco ha recortado tanto los gastos que la cosa no da para delanteros solucionadores de problemas. Y el equipo no parece ofrecer mucho más. En fin, a sufrir.
Aquí entra en juego la paciencia. Y eso, en este fútbol superficial y profesional es como pedirle peras al olmo. Imposible. Que la suerte les acompañe.
Como soy un guay y no respeto ni mi propia palabra retomo el tema Messi-Ujfalusi. Contra la opinión generalizada, yo perdonaría la acción de Tarzán de los monos. No creo que ningún jugador busque deliberadamente lesionar a otro. Y esa entrada resulta habitual en el fútbol. La diferencia esta en la sangre derramada. El tobillo huevo de Messi llama más la atención que un Cristiano cojo al final del partido de Mallorca. La lesión tiene el mismo resultado: 10 días de vacaciones médicas. La repercusión, diferente. Uno es Messi, el otro Cristiano. El primero es un icono mundial, el otro sólo un jugador del Real Madrid Juro que tras la cena no me he tomado un chupito de café licor.
Milonga: f. coloq. Engaño, cuento