EL DÍA DE LA MARMOTA

Natalia Ayala | Periodista
20 de Junio de 2010

Las jornadas pasan y el tiempo parece que no se mueve. Si lo hace, es en sentido  contrario y va tan rápido hacia atrás que dicen que este lunes a mediodía llegaremos al invierno. Llevamos por aquí más de dos semanas y cada día se parece tanto al anterior y al que vendrá después que tengo la sensación de que lo único que cambia son los protagonistas de los partidos. Incluso he llegado a pensar que los futbolistas son los mismos –por el poco juego desplegado por todos- y que lo único que modifica la organización es el nombre de las selecciones.
 
Suena el despertador, me tiro de la cama, ducha, acreditación al cuello –una especie de salvoconducto que estos días te hace la vida en Johanesburgo un poquito más fácil- y mochila a la espalda. Si hay suerte de que llegue la ruta de transporte prevista, al IBC hasta altas horas de la madrugada.
 
Cuando anoche me acordé de que era domingo, adelanté el despertador y planifiqué un madrugón un poco mayor, a costa de un momento de relax para mi solita. Creo que el primero del Mundial. Tomarme un café latte leyendo la prensa local y escribiendo postales a familia y amigos me ha sentado realmente bien. Me ha puesto las pilas. Este lunes vuelve a jugar España y las voy a necesitar.