20-20: Un punto de muchos quilates

Más allá de goles y estadísticas, donde él es el rey, Fernando Hernández representa la madurez y la sangre fría empacada en un bala que todo entrenador quisiera tener en su recámara. El veterano jugador se hizo protagonista en un partido que entró en su recta final con el Atlético Valladolid dos goles por debajo y que terminó con los vallisoletanos repartiéndose los puntos con el Alcobendas. 

El encuentro empezó fotocopiando el guión del partido de ida, con el Atlético mostrando su versión torbellino e imponiendo un parcial de 1-4 que proyectaba un espejismo sobre el marcador. Cara a cara estaban las dos mejores defensas de la Liga y sólo era cuestión de tiempo que se hicieran notar. Tras este parcial la dureza defensiva enfocó a la retaguardia madrileña y el primer tiempo se puso cuesta arriba para los hombres de Nacho González. 

César Beret y Gonzalo Velasco movieron los hilos de su equipo y orquestó un parcial de 8-3 que permitía al Alcobendas irse al descanso sonriendo al marcador (9-7). Un marcador alto hubiera sido un invitado no esperado en un pulso de defensas. 

El Atlético intentó abstraerse del criterio arbitral y centrarse en un partido que se le escapaba gota a gota. Llopis alimentó su cuenta particular, castigando la portería pucelana a golpe de lanzamiento exterior y sacar algo positivo del Pabellón de los Sueños parecía precisamente eso, un sueño, cuando el luminoso se disparó hasta el 16-11. 

La defensa del Alcobendas supo defender su renta incluso cuando Llopis y Prieto vieron la sanción de dos minutos casi de manera consecutiva. Sólo un gol, obra de Turrado, logró recortar en esa superioridad un Atlético que mostró su mejor perfil en los últimos 20 minutos de partido. Poco a poco, el hambre de los hombres de Nacho González hizo que mordieran a la ventaja madrileña hasta entrar a los últimos minutos de partido con 20-18 en el marcador. 

El alma de guerrero del Atlético volvió a presentarse en Alcobendas. Fernando Hernández hizo que su veteranía se midiese en quilates y anotó los dos goles que permitieron al Atlético Valladolid empatar el partido. Pudo incluso ganar, pero el destino quiso que el marcador no se moviera más (20-20). 

Pocos jugadores de la categoría pueden presumir del poso que tiene Fernando Hernández. Con los nervios ya templados en 1.000 batallas, el jugador volvió a mostrar su pulso de acero en los instante finales del duelo ante Alcobendas. "La calidad y la sangre fría que tiene... es fundamental para nosotros tener un jugador que sea tan seguro", asegura Nacho González, que celebra el papel que interpretó su equipo durante la segunda mitad: "Los últimos 20 minutos hemos hecho un buen partido, sin centrarnos en el factor arbitral", reconoce el entrenador del Atlético Valladolid. 

Ese tramo de partido permitió a los vallisoletanos cosechar en el Pabellón de los Sueños un punto que "después de ir perdiendo de cinco y poder haber ganado deja un sabor agridulce, pero es un punto ante un rival difícil y el average ganado, algo que es muy importante, porque quedan 16 puntos en juego y pueden ocurrir muchas cosas", advierte Nacho González, que celebra los "importante que es seguir sumando y afianzándonos en la fase de ascenso".