Los triatletas conquistan Parquesol

Si hay quien lucha contra viento y marea hay quien lo hace contra lluvia, charcos, barro y tierra, como los participantes en la segunda edición del Cross de Parquesol 'Pucela Runner', celebrado el pasado domingo. 

El día levantó con una pequeña manta de agua que dejó en un recorrido con interesante grado de exigencia multitud de zonas de barro, zonas resbaladizas y otras con poco agarre, lo que sumado a lo especial del recorrido hizo que los corredores disfrutaran al máximo de la carrera, llegando todos a meta con barro por todo el cuerpo pero contentos con la experiencia vivida. 

Antes de la llegada a meta, la carrera dio para mucho. Nada más darse la voz de salida, un trío de corredores compuestos Javier Velasco (Triatlón Campos de Castilla), Luis Alberto Serrano (Desigual León) y Francisco Javier de la Casa (Clínica Plenum) se pusieron a la cabeza de la prueba. Los tres tomaron todas las precauciones posibles en el primer tramo descendente para evitar males. Una vez en la parte más asequible, Javier Velasco marcó un elevado ritmo que sus dos seguidores aguantaban a duras penas.  

Con esta situación, pasaron por primera vez por la línea de meta para completar la primera de las dos vueltas que la dirección técnica de la prueba (RunvaSport) había diseñado. Cubierto el primer tercio en de la segunda vuelta, y en la zona más exigente del trazado, Velasco hizo el último cambio de ritmo que no pudieron seguir sus compañeros de cabeza. Se plantó sólo en la meta con un tiempo de 21:56, por delante de Luis Alberto Serrano, que ganó la segunda plaza al sprint con Francisco Javier de la Casa. 

En la categoría femenina, Emma Pérez (Triatlón Campos de Castilla) impuso su ley desde el primer metro sin apenas tener oposición a la hora de disputar la victoria, parando el crono en 26:32, casi con un minuto de ventaja sobre las Totapinares Belén Pérez y Celia Garrido, segunda y tercera clasificadas. 

Una vez disputada la prueba popular comenzaron las pruebas infantiles, con algún que otro resbalón, llegando todos a meta llenos de barro pero con una sonrisa de satisfacción tras disfrutar de una mañana diferente.