| Balonmano Valladolid
Simón intenta apagar la mecha
17 de Diciembre de 2013
Óscar Simón ha intentado este martes apagar la mecha de un polvorín al que él mismo había dado forma con sus declaraciones tras el partido ante el Ademar de León. El presidente del Balonmano Valladolid entendió la pobre entrada que presenció Huerta del Rey, en un día instaurado como Día del Club, como un espaldarazo a su gestión. En declaraciones a El Diario de Valladolid El Mundo, el directivo cargó contra todo y contra todos, centrando sus dardos en la figura del aficionado y lanzando un órdago: la dimisión.
Las declaraciones de Simón abrieron la puerta a una asamblea de directivos el pasado jueves. En ella se trató la posible salida del club del presidente y se instauró un hermético voto de silencio que ha durado hasta hoy, día en el que Óscar Simón, con las ideas más templadas, ha comparecido ante los medios de comunicación para disculparse públicamente. "Cometí un error y pido disculpas si he podido ofender a alguien. Mis energías para continuar siguen intactas; fue un momento de calentón. Voy a seguir luchando", declara el presidente del club vallisoletano, que explica el silencio que ha rodeado a toda su cúpula directiva desde el pasado fin de semana: "Quería haber hablado antes. Si no lo he hecho ha sido por no entorpecer a los chicos, que jugaban en Guadalajara", explica.
Una vez que el silencio se ha roto, las primeras disculpas fueron para los aficionados que no acudieron al derbi que levantó ampollas en Simón: "Quiero agradecer a todos los que vinieron a la pista a ver el partido y a todos los que, sin estar en Valladolid, siguieron el partido a través de las redes. A los que estuvieron y no vinieron les quiero pedir disculpas, no en nombre del presidente, sino en nombre de una persona que dejó su trabajo para dedicarse al club y que tuvo un momento de frustración", un calentón que le pone en el estrado de la afición, que juzgará sus palabras, tanto las que encendieron el fuego como las que intentan apagarlo. Simón asegura no temer la reacción del foro pucelano: "Pocas cosas me han dado miedo en esta vida. No me da miedo la reacción de los socios. No pienso que no me quieren porque he recibido mensajes de apoyo para que siga. Si los socios no me quieren pueden echarme", asegura.
El órdago se quedó en un envite a secas. Después de pensarlo, Simón asegura que por su cabeza no se pasa la dimisión, aunque reconoce que la situación le llevó a planteárselo: "Me pregunté si merecía la pena seguir en un puesto que me absorbe". Los brotes verdes que asegura que el club presenta en el aspecto económico son su vitamina para continuar al frente del sillón presidencial: "Estamos mejor que hace unos meses . Hemos seguido reduciendo la deuda", en 138.000 euros concretamente. Asegura haber metido la tijera a un déficit que es herencia de las anteriores directivas, contra las que Óscar Simón también arremetió en las palabras publicadas en El Mundo acusando a los antiguos dirigentes como golfos. El actual presidente intentó matizar sus palabras: "Yo también soy un golfo simpático, o eso quiero creer. A todos nos gusta ganar y a mí como el que más. No podemos pensar que vamos a volver a Champions, la mayor prioridad del club es reducir la deuda, a eso me quería referir. Mi intención no era atacar a ninguna directiva anterior", concluye.
Con el acto de contrición ya efectuado ahora el balón cae en el tejado de la afición, que será quien decidirá si pone en práctica la máxima del perdón y el olvido.