Dionisio se despide pero no abandona
Dionisio Miguel Recio ha puesto punto y final a su particular batalla de las Termópilas. El máximo responsable del Balonmano Valladolid quiso citar a los medios para anunciar públicamente lo que era un secreto a voces, que no continuará siendo la cabeza visible del equipo vallisoletano a partir del 2013. Lo hizo, como ya lo hiciera Leónidas, acompañado por su guardia personal, con Juan Carlos Pastor, entrenador del Cuatro Rayas Valladolid; Fernando Ramos, jefe de los servicios médicos del club; y Raúl Torres, gerente; haciendo piña alrededor de su presidente.
El directivo firma así el finiquito a ocho años de una relación en los que asegura haber vivido "momentos muy buenos y muy amargos", que han acabado con el presidente cediendo en una guerra de desgaste. "Estoy cansado. He dado de sí todo lo que tenía dentro", reconoce el directivo, mientras asume la culpa de todas las decisiones tomadas: "Hemos tenido muchos fallos, me hago responsable de todo, pero también hemos tenido algún acierto", y añade: "Tengo un pecado: no haber sabido hacer bien la previsión económica en los momentos buenos, y no meter en las arcas del club para intentar".
Las cornetas tocan a retirada para el oído de Dionisio Miguel Recio, pero no piensa abandonar el campo de batalla hasta que la última corchea se esfume en el ambiente. "Yo no voy a dejar tirado al Balonmano Valladolid en ningún momento", declara con rotundidad, a la vez que asegura que estará presente de cuerpo y alma hasta el momento de ceder el cetro.
Elecciones y panorama económico
El directivo del Cuatro Rayas quiere aprovechar el parón de la Liga en febrero para convocar las elecciones, una vez cumplido el ciclo de cinco años. Una decisión que se ha tomado con la idea de que los nuevos dirigentes del club tengan tiempo de trabajar de cara a a próxima temporada.
Dionisio ha optado por ceder su asiento, pero, sin embargo, no le quema tanto como para levantar campamento sin asegurar su sustituto. "Voy a estar plenamente hasta las elecciones. ¿Y si no se presenta nadie? En ese caso nos reuniremos ese mismo día para ver lo que podemos hacer. No dejaremos tirado al club, para que siga siendo respetado", declara.
Pese a que la crisis económica y la acuciante deuda del club no son un caramelo para posibles pretendientes, el actual presidente espera que salgan nombres capaces de dar un paso adelante, como hiciera él en 2005, "porque hay mucha gente con cariño a este club".
Dionisio asegura que el "club tiene viabilidad deportiva y económica absoluta", mientras anuncia la negociación de un plan viabilidad económica con la Hacienda Pública por una duración de cinco años y culpa del déficit del club a la crisis que está azotando a España. Además, renunció de manera taxativa a la entrada del Balonmano Valladolid en un concurso de acreedores: "Lo hemos estudiado, pero no queríamos perjudicar a nadie. Preferimos deber una cantidad a alguien durante algún tiempo que quitarle lo suyo. No pensamos en otra cosa que pagar y continuar, y para eso necesitamos el apoyo de todos".
Confianza en el presente y en el futuro
El presidente coloca la imagen del club como el mejor activo del mismo y defiende una cantera a la que asegura haber apoyado siempre: "Tenemos 209 jugadores en nuestros equipos canteranos, y eso es cuidar la cantera. Yo he ido a ver muchos partidos de la cantera, porque creía que mi presencia era un aliciente par esos chavales", asegura.
Dionisio, manifestó su confianza ciega en el técnico que le acompañaba y en esos jóvenes que dan forma al recién estrenado proyecto del Cuatro Rayas Valladolid: "Tengo total fe en el entrenador y en el equipo. Confío en que se salve".
En el caso de que la temporada se convierta en una pesadilla deportiva y los pronósticos de los peores agoreros se cumplan, el presidente del Balonmano Valladolid prevée que el equipo continuará en la élite la próxima campaña, con la misma crisis que ahoga al club tendiéndole una mano amiga: "Mi teoría es que no baja nadie, porque el equipo que suba tiene que pagar 50.000 euros a la Asobal", sentencia Dionisio Miguel Recio.