Pastor: Yo no quiero perder ni a las canicas
Yo no quiero perder ni a las canicas. Así de franco se mostró Juan Carlos Pastor después de acabar la temporada con una victoria ante el Amaya Sport San Antonio. No había mucho en juego, además del orgullo y el hecho de brindar la última victoria a su afición, pero relajarse no es una de las tareas marcadas en la agenda del técnico antes de las vacaciones: Tengo claro que quería 20 victorias. Cualquier partido en casa, sea pretemporada, temporada o postemporada hay que ganarlo por lo civil o por lo criminal. Eso tiene que ir en nuestros genes, y no nos hemos puesto a jugar hasta que hemos ido cuatro abajo.
Un contratiempo que el pitoniso Pastor vio en su bola de cristal: Estaba viendo que íbamos a empezar a perder, porque no estábamos rematando un partido facilísimo. Sabía que iba a pasar eso, pero el equipo ha querido ganar, porque esa es su mentalidad, declara.
El técnico mostró públicamente, una vez finalizada la Liga, el sentimiento de orgullo tanto por la plantilla que ha dirigido esta temporada, como por los resultados obtenidos pese a los contratiempos encontrados en la díscola campaña que toca a su fin. Estoy muy contento con la temporada que hemos hecho, porque pocos contaban que podíamos estar luchando con el Ademar, asegura Pastor, que añade: Me voy muy orgulloso de mis jugadores. De todos, subraya, también de los que han jugado menos, pero que han luchado por jugar me han ayudado a tener entrenamientos de calidad.
Esos miembros de la plantilla que no han contado con la confianza de su entrenador, recibieron ante el Amaya Sport San Antonio un nuevo mensaje. Da igual el rival o lo que haya en juego. La consigna es única y exclusivamente la victoria y si ellos no contribuyen como se espera para la causa verán el partido desde el banquillo. Una constante durante esta campaña que se ha mantenido en la bajada del telón y que explica Pastor: Se puede jugar a lo mejor, pero ahora tendríamos, en vez de 42 puntos, 24 o 25. Todos los jugadores tienen los mismos minutos en los entrenamientos. Para mí cada entrenamiento es un examen. Ahí todos tienen 60 minutos y demuestran quién puede jugar y quién no. La realidad es que se ve mucha diferencia cuando ponemos a unos y a otros, asegura.
