El maestro Robert Rodríguez en el centro impartiendo el seminario
El maestro Robert Rodríguez en el centro impartiendo el seminario
El maestro Robert Rodríguez en el centro impartiendo el seminario
Foto: Mariano González
Foto: Mariano González
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El arte de manejar un sable

27 de Febrero de 2012
Imagen de sgarcia
Escrito por
Sara García

"La exquisitez y precisión con un sable" y "el arte de desenvainar cortando" son solo dos de las definiciones de lo que es el iaido, un artel marcial procedente de Japón del siglo XV que ha ido trasladándose de padres a hijos y de maestros a discípulos hasta nuestros días. Así hablan algunos de los profesores de iaido que están asistiendo en Valladolid a un seminario ténico con el maestro francés Robert Roriguez, 7º Dan Renshi Iaido y 6º Dan Renshi Jodo.


"Hoy en día lo del manejo del sable no es muy útil a nivel diario, pero sirve para descansar la mente y calmar el espíritu", afirma Félix Ares, que lleva 7 años con Robert Rodríguez, pero 18 practicando este arte que él imparte a su vez en el Gimnasio Parque Sport de Valladolid a un grupo  de unos 20 alumnos."Es un antiestrés maravilloso", añade Alfonso Estrada, profesor en Asturias.


"Es un trabajo muy personal, un sentimiento que te llena", dicen; es lo que dice el maestro francés Robert Rodríguez "el placer". "Hay que trabajar con el corazón, tener buenos sentimientos y sobre todo placer, como en todo hobby que disfrutes es lo primero", asegura. No es defensa personal, para eso está el boxeo o el kick-boxing, "esto es para ti, el placer de hacer algo que se hacía hace muchos siglos, dominarlo es tu reto personal", afirma el madrileño Jacinto Luque que lleva en este reto diez años.


No es un erjercicio aérobico, aunque puede llegar a serlo. Se comienza a practicar con menos intensidad, calentando el cuerpo para evitar lesiones, pero no es necesaria una gran preparación física, pueden practicarlo a cualquier edad y sexo. "Puede incluso adaptarse a la condición física de cada uno porque tuvimos un alumno en silla de ruedas", explican.


Sin requisitos, sólo es necesario equilibrio, y capacidad de estar concentrado porque hay que prestar atención al gesto justo en cada momento y "no hay que olvidar que tienes un sable en la mano", apunta Robert Rodríguez. En algunos sitios comienzan con uno de madera para no herirse y porque es material que viene de Japón y por tanto, caro, pero lo que hay que trabajar es el arte del sable, colocar las caderas, dominar el cuerpo, que haga lo que piensa tu mente y además, controlar las emociones. "Hay que ser natural con una katana en la mano", afirma el maestro. Casi nada.


"Lo que queda es un tesoro", porque cuentan que antes había miles de escuelas donde se transmitía por el boca a boca, pero han desaparecido, por lo que ahora son ellos los que tienen la responsabilidad de transmitirlo y hacerlo correctamente. También hay exámenes ante un tribunal para ir consiguiendo cinturones de colores según la  Z.N.K.R. (Zen Nihon Kendo Renmei, Federación Japonesa de KENDO). El primer nivel es Kyu y luego empieza una escalera de DAN hasta el octavo, aunque como dice Robert Rodríguez "al principio es menos severo".


Lo importante es que te guste, y así dejamos a la veintena de discípulos que practican esos movimientos de defensa tradicionales de los antepasados. Descalzos, sobre un tatami, concentrados y con el ruido de sables en el aire.